domingo, diciembre 31, 2006

Fin de año

.... y termina otro año. De nuevo la última noche del año que dará paso, esta vez, al 2007. Y yo todavía no se que haré esta noche .... Termina el año occidental, el más celebrado, pero .... también terminará el año chino, el año árabe, y antes, terminó el año egipcio, el año griego, el año babilónico, el año romano, el año etrusco .... Y no olvidemos dentro del año occidental, la existencia del calendario gregoriano o el calendario juliano. ¡Demasiados años! ¿no? Y apenas tengo ganas de celebrarlo.

Nochevieja no deja de ser una noche más. Un sábado cambiado de fecha, donde tras una cena copiosa, 12 uvas ¿de la suerte?, y un intento de coma etílico, la gente expresa sus deseos para un año siempre mejor que el anterior. Nunca estamos contentos con el pasado.

Y Atenas seguirá viviendo bajo la sombra de su Acrópolis, Roma continuará "eternamente" hermosa, Paris brillará bajo sus luces, Alejandría buscará en su explendoroso recuerdo, Londres vibrará en su cosmopolismo, El Cairo circulará caótica, Lisboa reposará en su sencillez, Madrid brindará bajo la Puerta del Sol, Ginebra respirará tranquilidad, Venecia luchará contra las Aguas, Marsella invitará a sentarse en uno de los cafés de su puerto .... ciudades que pueblan el bagaje de mis recuerdos.

Continuaré apilando libros en mi biblioteca, que crece expandiendo sus raíces en mi casa. Continuaré soñando, deseando, esperando ... el aroma de Venus, el perfume de Isis, el aliento de Afrodita .... La rabia de Zeus, el impulso de Júpiter, la magestuosidad de Rá.
¡Feliz año nuevo! (caigo en los tópicos)

miércoles, diciembre 27, 2006

Au Revoir Justine

Ayer terminé de leer el libro de Justine. La que había sido el diamante de Alejandría, acababa sin ningún brillo en los campos de Palestina. Y yo, en mi cuarto, en la huerta valenciana, me despedía de ella.
Los dos en un ambiente cosmopólita, yo en Barcelona, ella en Alejandría, y en cambio, terminamos juntos en el medio rural. Vino conmigo a Paris, a Rennes, a Marsella ..., pero en canvio, no la llevé a Alejandría. Marché solo, quizás porque pensaba que no podría tener tiempo de leer una sóla página en Egipto.

Esta tarde he ido a Valencia, y he comprado el segundo libro del Cuarteto: Balthazar.
Algunas veces se me hizo pesado leer Justine, lo reconozco. Demasiada descripción de sentimientos que requerían una concentración mayor a la de cualquier novela. Incluso pensé en abandonar el cuarteto con el primer libro, por falta de tiempo. Pero no pude resistirme a seguir indagando en la vida de Justine, ahora con una nueva visión de su vida, la de Balthazar, que abre el abanico de las pasiones de Justine en la Alejandría Durrelliana.

viernes, diciembre 22, 2006

Egipto VI: Cairo Copto


El último dia siempre es el que tienes que hacer esas horribles compras que te quitan el excaso tiempo que te queda. Así, comenzamos comprando ropa en una tienda de Zamalek, y a lo que nos dimos cuenta, se nos había comido media mañana. Marchamos corriendo al Jalili, a la tienda de un tal Jordi: un egipcio que había vivido dos años en Barcelona. Lo bueno de esta tienda es que hablan perfectamente castellano, y además ya tiene precio fijo, por lo que no se pierde el tiempo regateando. Así que fuimos añadiendo a la cuenta cartuchos, pulseras, colgantes, cofres de nácar y un largo etcétera. Úrsula y Elena se marcharon corriendo, ya que tenían que coger el vuelo de Alitalia de las 4. A nosotros Iberia nos esperaba hasta la una de la madrugada.
Volvimos a negociar un taxi para ir al barrio copto, pero la verdad, cansados de negociar tanto, cogimos un taxista que nos llevara allí, nos esperara, nos llevara al hotel President en Zamalek, y posteriormente al aeropuerto.
Así pues, el primer templo que vimos fue la iglesia ortodoxa griega de San Jorge. Pasamos por la puerta del museo copto y vimos las murallas romanas, para penetrar en la iglesia de la Virgen, o Iglesia Colgante. Las iglesias coptas impresionan por esa mezcla de iconografía cristiana con arte egipcio y musulman, con unas figuritas que a veces parecen infantiles.
Volvimos hacia atras, y junto a la iglesia griega, descendimos una pequeñas escaleras que nos llevaron a un laberinto de callejuelas jalonadas de iglesias coptas semi escondidas: Santa Bárbara, San Jorge, San Sergio (esta creo que no la encontramos) ... Cuenta la leyenda que la Sagrada Familia, en su huída a Egipto, descansó en una de estas iglesias. El 10% de la población egipcia es cristiana, y en este barrio cairota posee sus principales joyas arquitectónicas. Por último, en esta encrucijada cristiana y musulmana también visitamos una antigua sinagoga, con una fuerte influéncia árabe en su arquitectura.
Tras comprar unas postales descoloridas, volvímos al taxi rumbo al hotel. Recogimos las maletas, y tras descansar media hora en el hall, marchamos rumbo al aeropuerto.
Los taxistas pensaban que acabábamos de llegar, y venían pesados a ofrecernos sus servicios, pero nosotros gatos viejos, sonreíamos mientras decíamos "la, la, sukram" (no, no, gracias). Fuimos a la cafetería Milano, y mientras saboreaba un café turco, volvimos a ver todas las fotos en la pantalla de la cámara de fotos, intentando alargar esa estancia egipcia, que cláramente había terminado al pisar por última vez Zamalek.

jueves, diciembre 21, 2006

Egipto V: Guiza y Cairo Islámico

Eran las ocho menos diez de la mañana. Allí estábamos nosotros, frente a la puerta del recinto de las pirámides, observándolas, frente al Mena House. Finalmente fueron las ocho, se abrió la puerta, y comenzamos a correr tras un turista alemán, mientras los autobuses nos alcanzaban. Compramos la entrada del recinto, compramos la entrada de la pirámide de Keops, y finalmente entramos en ella. Ascendimos por la angosta rampa, hasta que al final entramos en el la cámara sepulcral de Keops, junto a una pareja de italianos y un turista alemán. Sólo nosotros, en aquel cubículo entre construcción de piedra caliza construído hace 5.000 años. Úrsula todavía se quedo, pensativa, pero al bajar vimos que subían a hacerle compañía un grupo de turistas japoneses y poco después, otro de españolitos.
Anduvimos entre las mastabas solitarias, con la imagen de los suburbios del Cairo a nuestros pies. De pronto, comenzó a surgir ante nosotros la cabeza de la Esfinge, hasta que pudimos admirarla en su explendor. Visitamos la barca de Keops, penetramos en mastabas y pirámides subsidiarias, para despues descender hacia el templo de la Esfinge, donde de pronto, una masa de gentio desembarcada de los autobuses, nos rodeó. Parecía un centro comercial, pero conforme subíamos la calzada de Kefren, y llegábamos finalmente a su pirámide, el tumulto humano iba descendiendo. Finalmente, frente a Micerinos, nos encontramos prácticamente sólos en su templo funerario.
Continuamos adentrándonos en el desierto, donde un egipcio con una burra nos vendió una botella de agua y otra de 7 up. Este egipcio le consiguió un caballo a Roser, quien cabalgó por el desierto, bajo la atenta mirada de las 3 pirámides.
Volvimos de nuevo a hacer el recorrido, hasta la pirámide de Kéops, donde tras negociar un taxi nuevamente, nos dirigimos hacia la garganta de El Cairo.
El taxi finalmente nos dejó frente a la puerta de las Conquistas, en las murallas del Viejo Cairo. Penetramos en la arteria principal del barrio, sin asfaltar, visitando y comtemplando mezquitas y madrasas. Observamos el atardecer desde un minarete, viendo la mezquita a nuestros pies, con el paisaje cairota de minaretes y cúpulas, y al fondo, la mezquita de Saladino.
Visitamos sus tiendas de especias, de túnicas, de zapatos ... hasta llegar a la mezquita conocida como la cuarta pirámide.
En el taxi de vuelta al hotel, de pronto sonó: Amapola, líndisima amapola .... y poco después, el Bésame mucho. Ya en Zamalek, yo decidí quedarme a dormir. La noche cairota continuó para algunos, pero yo caí sobre la cama del hotel.

lunes, diciembre 18, 2006

Egipto IV: Alejandría


Desperté, y al abrir el balcón, una ráfaga de luz mediterránea , reflejada en el inmenso azul del mar, me deslumbró. Observé la Corniche, con sus calesas de caballos entre los coches, y los taxis negros y amarillos (como en Barcelona), mientras las barcas navegaban por el mar. Desayunamos una buena variedad de crêpes, zumo de naranja, croissants … en el hotel, mientras veíamos el mar a través de la ventana. Luego decidimos alquilar un taxi por 4 horas, para hacer el tour de la ciudad. Fue el primer coche bueno en el que montamos, con un taxista medio nubio con traje y gafas de sol, que parecía nuestro guardaespaldas. La primera parada fue el fuerte Quait Bey, edificado sobre el antiguo Faro, del que había reutilizado algunas piedras. Desde aquella península se podía observar una hermosa vista de la ciudad. Proseguimos por las callejuelas de la ciudad hacia la catedral greco-ortodoxa de Santa Catalina. Una joya cristiana, recuerdo de aquella época cuando vivían en Alejandría más de 200.000 griegos en la primera mitad del siglo XX, que se mostraba para nosotros en solitario. Silencio sepulcral entre aquellos iconos griegos. Proseguimos hacia el Pilar de Pompeyo. Solitario, pero impactante por su altura. Se dice que formaba parte del antiguo templo de Serapis. El templo debería ser impactante, sobre pilares tan impactantes. La siguiente parada fueron las catacumbas de Kom ash-Shuqqafa. Tras descender varios pisos, observamos los relieves, mezcla de arte griego y egipcio, en aquellas paredes ocres. Todavía se podía ver la sangre de aquel burro que se cayó en un pozo a principios de siglo y permitió descubrir estas tumbas. ¿la irían renovando esa sangre?. Intentamos entrar en la mezquita de Abu el Abbas Mursi, pero como era la hora de rezar, lo dejamos para más tarde, y tras ver la estatua de Saladino, marchamos hacia la nueva Biblioteca de Alejandría, que estaba cerrada por ser viernes, así que tras varias fotos, volvimos al Cecil.
Tras un cigarrillo en el hall del hotel, tomamos de nuevo la Corniche con rumbo a la mezquita. Divisamos el minarete y entramos. Nos descalzamos, y acompañados por dos egipcios ( bastante pesados) que nos hacía una visita en árabe que lógicamente no entendíamos, hicimos una visita de aquella mezquita bastante pequeña, que la verdad, para ser la Gran Mezquita de Alejandría, dejaba bastante que desear. Les pagamos unas libras como baskis (propina), a los dos guías pesados, y al salir, Elena vio desde la puerta del patio un edificio impresionante. Habíamos hecho el primo nuevamente, y nos habíamos equivocado de mezquita. Así que tras pagar de nuevo al que nos guardaba los zapatos, nos adentramos, (ahora si), en la mezquita principal de Alejandría. Aquí nos separamos, puesto que había una puerta para mujeres y otra para hombres. En el interior nos reencontramos, separados por un biombo de madera, bajo el deslumbrante techo octogonal. Al salir, la baskis esta vez fue en piastras. Nos habíamos dejado todas las libras en la mezquita de barrio.
Comimos algo de fruta en el parque de al lado, con la vista de la Gran mezquita a nuestra izquierda, y en frente, la famosa mezquita de barrio, mientras dos niños que paseaban a su perro intentaban practicar inglés con nosotros. A los niños egipcios les encanta hablar inglés con los guiris, hacerte fotos, y que salgas en sus fotos. Volvimos entre las callejuelas hacia el hotel, donde merendamos en su restaurante antes de coger un taxi (el recepcionista nos convenció para que no fuésemos en tranvía, menudo glamour, un hotel de 4 estrellas y salir en tranvía, jaja). Parecía que nos dolía dejar el Sofitel Cecil Alexandria.

De vuelta en el Cairo, otra vez pelearnos con los taxistas, el sonido agotador del claxon, la contaminación… Por suerte ahora nos hospedábamos en la isla de Zamalek, bastante mas tranquila que Dokki. Entre las curiosidades de este barrio hay que comentar que vimos el primer barrendero, algo que pensábamos que no existía en El Cairo. Nuestro Hotel además, estaba situado junto a la embajada española, por si nos pasaba algo. ¡Menudas fiestas se montaban por la noche! Nosotros fuimos a un restaurante que se podía ir andando. El sitio era precioso, la comida deliciosa, pero en las mesas de al lado hablaban en catalán, español, inglés … y bueno, en alguna se hablaba árabe. Es lo que rompía un poco el encanto. Más que un sitio para árabes parecía un sitio para guiris, que al fin y al cabo es lo que nosotros éramos.

domingo, diciembre 17, 2006

Egipto III: Museo egipcio


Aquel dia tocaba el museo Egipcio, que como no se permite la entrada de cámaras, apenas tenemos de recuerdo las fotos de la entrada, con la esfinge de Hatsepshut y la fuente con los papiros y la flor de loto. Ya dentro, los tesoros de la tumba de Tutankhamon, (interminables y asombrosos), la paleta de Narmer, la estatua de Kefren (impactante) y la mini estatua en marfil de Keops (la pirámide más grande y la estatua más pequeña), las estatuas asexuales de Ajenatón, las triadas de Micerinos, la estatua en basalto de Ramses III con Horus y Seth, las momias grecorromanas de El Fayum (lo siento, me tira lo grecorromano), y aquella Isis fusionada con Afrodita. Demasiada información para Roser, que apenas conocía la historia egipcia, y que por la noche lo pagaría: Reino Antiguo, Reino Medio, Reino Nuevo, Baja Época, periodo de Amarna, periodo ptolemaico, periodos intermedios .... pobrecica, demasiada información. Para terminar la sala de las momias, donde pudimos ver el cuerpo del gran Ramses II, de su padre Sethi I, y de varios faraones Tutmosis y Amenofis (o Amenhotep, según los gustos).
Volvimos en metro al hotel, cogimos las maletas, y marchamos en taxi rumbo a la estación de trenes, con un taxista que parecía el Jorobado de Notre Dame. Habíamos negociado 20 libras, y una vez allí, nos quería cobrar 10 libras más por llevar las maletas en la vaca del coche. Como su inglés era bastante macarrónico, por no decir excaso, nos hicimos los guiris, aunque si que entendía ten, mientras señalaba el techo, y luego decía thirty. Así que estuvimos una hora en el caos cairota, en su pleno apogeo. La ventanilla no podía subirse, y resultaba dificil respirar. Finalmente llegamos a la estación, bajamos las maletas, le dimos las 20 libras, y nos fuimos dejando al Quasimodo maldiciendo en árabe. Lo siento mucho, pero si se había negociado 20 libras, no ibamos a ser tan primos de pagar 10 libras más. Uno va aprendiendo, harto de tantas propinas.
Preguntando se va a Roma, en este caso a Alejandría, así que por fin llegamos al anden de donde salía el tren. Allí encontramos al primer egipcio que no tenía ganas de hablar. Fue educado, eso si, pero no estaba por la labor de iniciar una conversación. Subimos al tren español, que así se llamaba, y la verdad, estaba muy bien. Los europeos tenemos un prejuicio con los países llamados tercermundistas, y no, no íbamos en el tren con las gallinas. He visto talgos bastante peores. En los vagones no se fuma, sino en los descansillos, y la verdad es que el viaje se hizo muy ameno por la cantidad de egipcios con los que pudimos hablar (en inglés). La verdad es que éramos los únicos extranjeros en el tren, o por lo menos en el vagón.
Al llegar a Alejandría, nuestra primera impresión fue: "huele bien, se respira bien, y no hay tanto ruido". Un taxista intentó llevarnos al hotel, pero como ya desconfiábamos y pasábamos de que nos timaran, decidimos ir andando. Total, que fue mala idea, y pensamos en volver a coger un taxi, pero claro, a saber si hablarían inglés, así que vimos una estación de Tranvía, preguntamos por el hotel Cecil y nos dijeron que era la última parada. Por 25 piastras, (como 10 o 20 céntimos de euro) nos dejaron casi en la puerta del hotel. Eso sí, todo el tranvia se enteró de que íbamos al hotel Cecil. Nuevamente, eramos los únicos guiris que cogíamos el tranvia.
Al llegar al hotel Cécil nos quedamos atontados, por tratarse de un hotel de principios de siglo que todavía guardaba todo el lujo y explendor de la segunda época dorada alejandrina. Sus habitaciones, con mobiliario de época, daban vista a un balcón desde donde se podía observar toda la Corniche, iluminada por las farolas y las luces de los coches, que marcaban el borde del mar. Cenamos tranquilamente en el Cecil, dimos un breve paseo por la Corniche, observando la silueta del fuerte Quait Bey, situado sobre los cimientos del antiguo Faro, derruído por un terremoto.
Y terminamos la noche bebiendo un vino de Burdeos en la habitación de aquel hotel donde Lawrence Durrell se había inspirado para su cuarteto de Alejandría, y su imaginaria Justine. Observando la vista nocturna de la Corniche, por donde pasaron el poeta Kavafis, Cleopatra, Marco Antonio, César, Alejandro Magno, y una lista de 15 Ptolomeos ... Mientras Roser, hacia sus deberes recordando las estatuas del museo egipcio, en sueños.

Egipto II: Saqqara


Aquella noche fue dificil coger el sueño, debido al sonido incesante del tráfico en la calle, más los nervios por descubrir el país de los faraones. Al despertar, observé la imagen caótica de la calle, con el eterno sonido del claxon que se multiplicaba como el eco. Una suave niebla matinal cubría la ciudad, y frente a mi ventana, pude ver una calle jalonada por grises edificios gigantescos, algunos sin acabar, poblados por bosques de antenas parabólicas. A sus pies, el tráfico desordenado y caótico.

Tras desayunar, subimos al taxi de Mustafá con rumbo a Saqqara. Pudimos comprobar la magnitud de la ciudad del Cairo, que parecía no terminar. Al abandonar la urbe, observamos el medio rural por la ventanilla, donde se mezclaban coches y carros, junto con casas modestas que jalonaban la carretera entre palmeras. De pronto, el verde dio paso al amarillo del desierto. El taxi se detuvo en Saqqara, y tras comprar las entradas, nos separamos junto a la pirámide de Teti, quedando con el taxista a las 4 en el recinto de Djeser. Teti fue la primera pirámide que visité. Tras descender por las escaleras del angosto corredor, llegamos a una cámara decorada con jeroglíficos. A la derecha se hallaba la cámara del sarcófago, todavía allí, y a la izquierda, una tercera cámara. Y allí, impresionados, parecía que el tiempo no pasaba mientras leíamos los jeroglíficos. Tras subir de nuevo las escaleras, fuimos a visitar la mastaba de enfrente, y tras fumar un cigarrillo en aquel tranquilo paisaje desértico, nos adentramos en la mastaba de Mereruka, para marchar hacia el recinto de Djeser.
Traspasamos el muro de entrantes y salientes y tras cruzar un corredor de columnas, accedimos al patio del recinto, dominado por la figura de la pirámide escalonada. Observamos las casas del Alto y del Bajo Egipto, cogimos arena del desierto, e incluso realicé la carrera del Festival de Sed bajo la atenta mirada de la pirámide. Finalmente, tras cruzar más mastabas, descendimos la calzada de Wenis, desde su templo funerario hasta su templo del valle, o lo que quedaba de ellos. Ya de vuelta, Mustafá nos llevó a una última mastaba en coche, donde los jeroglíficos todavía mantenían el color con toda su explendor.
Ya de vuelta en el Cairo, cogimos el metro para ir a Ramses Station. Sorprende ver un metro tan moderno, y además limpio, aunque eso sí, lleno de gente a rebosar. Te das cuenta que éramos el único grupo de ''guiris'' en todo el vagón. Los guiris normalmente no cogen el metro. Ya en Ramses Station compramos los billetes para Alejandría para el dia siguiente, y continuamos hacia Jan el Jalili. Pero no encontrábamos la línea verde y por mucho preguntar, no encontrábamos el camino. Finalmente un subsahariano nos explicó el camino en francés, pero nos hizo salir del metro, y nos guió por las calles, hasta que supimos orientarnos. Ellas se rieron de mi, que no me sabía entender en francés .... Pero bueno, tras pasar por una calle llena de despojos, cruzar las calles "a la aventura" en medio de los coches, con el sonido incesante de los cláxon, la polucción patente, y una autovía por encima de nuestras cabezas en una especie de puente, llegamos a Jan el Jalili (o Khan el Khalili, en inglés). Cenamos al aire libre en una terraza. Úrsula preguntó al camarero por vino o cerveza con alcohol, pero el camarero le señaló la mezquita, una de las mas antiguas y tradicionales del mundo árabe. A esas horas apenas había turistas, excepto dos muchachas que no se porque les vimos cara de Zaragoza. Marchamos despues al Fishawy, o Café de los espejos, donde escribía el premio nóvel egipcio Naguib Mahfuz. Fumamos la sisha, tomamos té con menta, y charlamos con un camarero muy simpático que estaba casado con dos mujeres, una de ellas Patricia de Valencia. Pero como no conocía las fallas, ni las falleras, ni la paella, finalmente admitió que bromeaba. En un momento de la charla, cogí el mapa del Cairo, y miré las líneas del metro. En la línea verde ponía "under construction". ¡Con razón no la encontrábamos! ....
Al volver al hotel vimos que habían puesto el árbol de navidad, así que terminamos la noche con una foto en plan Isabel Preysler y sus amigas.

sábado, diciembre 16, 2006

Egipto I: Cairo Airport

Roser hacia 10 minutos que ya había salido de la oficina. Cerré rápidamente todos los asuntos pendientes, cogí las maletas y marché rubo a la estación de Sants, donde había quedado con ella en el andén del tren que lleva al aeropuerto del Prat. Facturamos las maletas, y tras hacer una visita en las Duty shops y comprar unas chocolatinas para el viaje, nos adentramos en el avión que llegaba con retraso de Madrid, rumbo al Cairo.

Llegamos a la capital egipcia sobre las 12 y pico de la noche, y tras cambiar 150 euros por libras egipcias y comprar los timbres para el visado, observamos el primer signo de corrupción egipcia al recoger las maletas, ya que aunque había un cartel que indicaba claramente No Fumar, un chaval de Barcelona llevaba su cigarrillo encendido a cambio de otro cigarrillo para el policía.
El primer "pesado" que se nos acercaba nos pedía 70 libras para llevarnos al Hotel. Finalmente conseguimos un taxi por 50 libras. De pronto nos vimos en un parking de tierra debajo del aeropuerto, con nuestras maletas en una furgoneta donde no figuraba por ningún lado el letrero "Taxi", y 4 egipcios junto a nosotros, uno de los cuales, para nuestro asombro, nos ofreció hachis, que rápidamente rechazamos. Debíamos esperar a que se llenase la furgoneta para partir. Roser preguntó al policía del parking si ese taxi era de fiar. Por fin llegaron 3 catalanas más, que iban al Novotel. Roser les preguntó cuanto les había costado, y ante su asombro, dijeron que ya habían pagado al hotel el servicio de recogida. Tras una breve disputa, las tres chicas cogieron las maletas y se fueron. Nosotros queríamos partir ya, pero el taxista nos explicaba en inglés que debía llenar el taxi, o sino debíamos pagarle 70 libras. Nosotros nos negamos a pagar más, y cuando dijimos que nos llevábamos las maletas y buscábamos otro taxi, finalmente nos fuimos en un taxi de 4 plazas de un amigo suyo.
Ya en el taxi, mientras un egipcio conducía, el de su derecha, que hablaba mejor inglés, intentaba quedar con nosotros para el dia siguiente para llevarnos a las pirámides. El hecho de que pensaba en el dia siguiente nos tranquilizó, ya que si hacía planes de futuro se suponía que nos dejaría en nuestro hotel aquella noche. Finalmente nos dio su tarjeta, y descendió a la entrada de la ciudad. Continuamos con el otro egipcio, observando la visión nocturna de la urbe, entre edificios monstruosos y minaretes de mezquitas. Cruzamos el Nilo, y continuamos por el Tahir Street hasta el barrio de Dokki, donde se encontraba el hotel Concorde. Tras pagar nuestra primera propina "Baskis, en árabe", por fin pudimos ver a Úrsula y Elena. Al dia siguiente nos levantaríamos temprano para ir a Saqqara, con un taxi que ellas habían contratado todo el dia.

sábado, diciembre 02, 2006

Justine en Bretagne

El vuelo llegó con retraso a Charles de Gaulle, y encima tuvimos que esperar que el autobús nos llevara para ir desde el avión hasta el aeropuerto. Una vez allí, el instinto y las señales de correspondencia de la terminal. Junto a mi, otra chica que debía enlazar para Berlín, los dos corriendo desesperados buscando la salida. Finalmente llegamos, y por fin, una vez en el avión, volví a introducirme en la vida de Justine. Allí estábamos los dos, en Paris, descubriendo sus vivencias pasadas en Alejandría. El avión despegó rumbo a Rennes, y salvo algun comentario de la Directrice des Rélationes Internacionalles de l´Université de Rennes, que estaba sentada a nuestro lado, Justine me introdujo en su sentir durante el trayecto.

Fue una visita fugaz a Rennes, callejeando entre sus callejuelas con típicas casas de "pain de bois", algunas con 500 años de existencia. Mas modernas, las fachadas neoclásicas estilo imperio bordeaban la Vieille Ville, para no olvidar que me encontraba en cualquier ciudad de la provincia francesa. Pronto cayó la noche, trayendo el frío bretón, y vaciando las calles de esta ciudad cuyo origen se remonta a los galos.

De nuevo cogí el avión. Al llegar a Marsella, la noche ya había caído, pero el clima provenzal nos permitió salir fuera del aeropuerto, para respirar un poco de aire fresco mientras fumába un Gauloises en la puerta. Pero el cansancio ya se hacía dueño de mi cuerpo, y tras pasar los estrictos controles de seguridad, esperé junto a la puerta de embarque perdiéndome entre las vivencias de Nessim, Justine, Balthazar y Scobie. Proseguí ya dentro del avión, escuchando voces en checo, rumbo a Barcelona. Terminaba así nuestro viaje a la Bretaña.

sábado, noviembre 11, 2006

8 dias con Justine

Esta mañana terminé la primera parte de Justine. Me desperté, subí la persiana, y continué leyendo aquella historia de Justine con el pseudónimo de Claudia que escribió su primer marido, un francés de origen albanés. Ayer me acosté tarde, y pese a querer saber más y más, los párpados fueron venciendo a las pupilas, pese al ánsia de terminar esa novela dentro de una novela. Hoy finalmente, terminé aquel relato del judío franco-albanés, que leía el narrador del libro. Después Justine apareció en su habitación y su belleza misteriosa se acercó hasta el roce de su piel, posando sus labios en su boca como el vuelo de la mariposa. Finalmente él sucumbió al culmen del sexo. Despertaron de su sueño, y al bajar las escaleras del piso, se despidieron fríamente en una insólita Alejandría que parecía salir de sus ruinas tras los efectos de un terremoto bajo un ardiente sol.

Hacía tiempo que quería leer este libro. Desde que un artículo de la revista Geo la describía como el alma personificada de Alejandría. Sin embargo, la falta de tiempo me retardó a comenzar la lectura de este Cuarteto de Alejandría, que al ser 4 libros, impone .... Pero ante mi próximo viaje a Alejandría, retomé su búsqueda: No podía alojarme en el Cecil sin conocer la historia de su más célebre visitante, aunque fuera de ficción. Pero la búsqueda del libro fue un fracaso, tras comprobar que no se encontraba en varias librerías barcelonesas.

Sin embargo, el viernes fui a La Casa del LLibre, a por otro libro, que tampoco estaba. Al salir por la puerta, ya en Paseo de Gracia, recordé el nombre de Justine. Y volví otra vez para dentro, encontrando la edición de bolsillo. Empecé a devorar el libro en el metro, y continué leyendo en mi cama, de modo que al despertar, me encontré a mi izquierda el preciado libro. A veces los libros son como amantes. Te dejas seducir por ellos, intentas comprenderles, aprender de ellos ... y por supuesto te los llevas a la cama para pasar la noche junto a ellos. Cuando los exprimes completamente y llega el final, se pierden en la librería, o incluso los recomiendas a un amigo para que se deje seducir por sus palabras. Quizás un dia los vuelves a encontrar, por casualidad, y realizas una ligera lectura de unas páginas. Es como un beso de anhelos de aquel romance vivido.

En este libro el tiempo pasa despacio, pausado..., incluso se invierte, dando saltos hacia hechos pasados o hacia un pasado más próximo. Es un camino a la historia que comienza en una solitaria isla griega, donde su autor rememora aquellos años en la Alejandría de entreguerras con la enigmática Justine, la sencilla Melissa, el Casanova Pombal, o el siempre curioso Nessim. Todo ello envuelto en el halo alejandrino, sobre el que planea la figura de Cavafis.

Y el amor es complicado en este mènage a quatre, que se expande al infinito con los amantes de Justine, la deseada, la temida, la adorada. Es curioso que alguien pueda hablar de amor, de locura, hacia Justine, al tiempo que habla de otro amor tierno hacia Melissa. Y como Nessim comparte su adoración hacia Justine, con la amistad hacia aquél que se acuesta con ella. Pero Justine, que fascina con su figura, con su rostro, con sus palabras, con su mente .... no encuentra aquel que le fascine hasta el punto de la fidelidad. Incisos sobre el amor que marcan, pero asustan.

jueves, noviembre 09, 2006

Justine

"El objeto amado no es sino aquel que ha compartido simultáneamente una experiencia, a la manera de Narciso; y el deseo de estar junto al objeto amado no responde al anhelo de poseerlo, sino al de que dos experiencias se comparen mútuamente, como imágenes en espejos diferentes"

Así era el amor .... para Justine.

Lawrence Durrell, Justine, El Cuarteto de Alejandría

domingo, octubre 29, 2006

Venezia

¡Venecia terminó! Abandonamos Piazzale Roma por el mismo puente que nos había traído a aquella isla insólita, rumbo al aeropuerto Marco Polo, olvidando lanzar una moneda en una fuente que nadie conoce.



La llegada a Venecia fue nocturna. Buscamos el hotel, y al abrir la ventana observamos la belleza del canal. Salimos a cenar, y tras degustar la pasta italiana, marchamos hacia Campo Santa Margherida para conocer la noche veneciana. Tras unas cervezas, terminamos en el Piccolo Mondo, una mini discoteca, pero que era la única, con gente un tanto estraña.

La mañana siguiente cogimos el vaporetto rumbo a Piazza San Marco. Lo cogimos al revés, y en vez de ver el Gran Canal, observamos el puerto. Pero bueno, por lo menos pudimos parar en la isla de San Giorgio, hacernos un amigo japonés y observar de las vistas de San Marcos desde allí.
Por fin llegamos pudimos ver el palacio ducal, el puente de los suspiros, y esa obra de arte bizantino que pone la guinda a la plaza. Unos decidieron tomarse un café en el Florián, y otros nos introducimos en el templo. La catedral deslumbra al entrar por el dorado de sus cúpulas, y el aurea de misterio que inunda la estancia. Al final, la Pala d´Oro.

Perderse en las callejuelas, descubrir palacios decadentes e iglesias sorprendentes, subir por puentes por donde pasan las góndolas, meterse en la masa de gente que observa el Rialto ... un camino complicado para coger el Vaporetto que lleva a Murano. Por fin llegamos, había comenzado la última explicación del cristal de Murano. No compramos nada, y cerraron la fábrica. Caminamos por las calles de Murano, sin turistas. Era como Venecia, más sencilla, pero sin gente, con apenas pocos viandantes nativos. Nos cruzamos con Lionel Jospin, y volvimos a Venecia.

La noche en Venecia fue mas breve. El domingo Santa Margherida estaba mas vacía. El dia siguiente fue para conocer el Palacio Ducal. La historia de aquella república, La Serenísima, que bajo el mandato del Doge se extendió por Padua y Verona, conquistó Dalmacia, y llegó hasta las islas jónicas y Creta. Una historia de un país que comenzó su decadencia porque molestaba al emergente papado, y cuyo fin lo marcó Napoleón con su conquista. En los museos de la plaza San Marcos todavía se pueden ver las obras con las que comerciaron: antigüedades griegas y romanas. El explendor de la república se palpa en los frescos del palacio: Tintoretto, Veronese ... , y los palacios que pueblan la isla, son testigos caducos de ese pasado.

Espero volver a perderme en tus callejuelas, navegar por tus canales, deleitarme en tus palacios ... iluminado por ese campanile que indica la sepultura del apostol San Marcos.

domingo, octubre 08, 2006

Los Borgia

Hoy vamos a hablar de cine, del nuevo estreno del cine español (o italo-español) que de momento parece todo un éxito de taquilla, como demuestran las colas a la entrada de la sala.

Los Borja, I Borgia, eran una familia valenciana (de Xàtiva, más exáctamente), que hizo las maletas y se fue a vivir a Roma. Allí no hicieron muchos amigos precisamente, y al final casi se murieron todos, menos Lucrecia, que se marchó para el norte, a Ferrara.

Dejando esta pequeña broma, la película no me ha decepcionado. Prefiero un libro, por supuesto, pero por lo menos no ha caído en el morbo facil (y posiblemente falso) liándo a Lucrecia con su padre Rodrigo o su hermano César. El vestuario impecable, los decorados y paisajes, perfectos ... Se consigue entrar en la época perfectamente, aunque salgan personajes de 7 vidas, Al salir de clase, Aquí no hay quien viva ... y el chavalín de "Todo sobre mi madre" que ha crecido bastante.

viernes, octubre 06, 2006

Venecia, El Cairo, Alejandría

Bueno, ya se me acaban las vacaciones. Vienen bien unos dias de descanso al inicio del otoño. Cuando todo el mundo vuelve, tu te vas, y te evitas las masas estivales.
Sin embargo, debido a la falta de dinero, me he pasado las vacas pensando en las escapadas que me esperan.
A finales de mes me voy a Venecia, la ciudad de los canales, de San Marcos, del Carnaval (que no veré), de los suspiros ..., y en Diciembre Egipto: El Cairo y Alejandría.

Sin embargo casi he pensado más en Egipto, pese a que quedan dos meses, que en Venecia. Siempre soñé con visitar Alejandría, y por fin, mi sueño se va a cumplir. ¿Por que? Pues no lo tengo muy claro. Quizás el culpable sea el comic de "Asterix y Cleopatra", donde los indomables galos Asterix y Obelix, su perrito Ideafix, y el druida Panoramix, marchaban hacia la corte de Cleopatra para construir un palacio para César en un tiempo record. Y ahora, voy yo.
Alejandría fue la ciudad más hermosa y cosmopólita de su época: la fusión de la cultura griega y la egipcia. Esta ciudad, creada por Alejandro Magno, y embellecida por los ptolomeos, aún mantendría su auge bajo el dominio romano. Sin embargo, cuando Napoleón llego a Egipto, Alejandría apenas era un pueblo de 7.000 habitantes, y de su faro, una de las maravillas del mundo, apenas quedaba una ciudadella árabe sobre los restos que dejó el terremoto.
Alejandría apenas conserva restos de su pasado explendor: su museo grecorromano, el pilar de Pompeyo, las catacumbas ... y bueno, la moderna Biblotheca Alexandrina. Pero no tiene desperdicio pasear por aquellas calles por donde antes caminó Alejandro Magno, Cleopatra y César.
Y tras visitar Atenas y Roma, ahora por fin, visitáré Alejandría.

Parece ser que los venecianos robaron de Alejandría el cuerpo de San Marcos, trasladándolo a Venecia. Sobre su tumba construyeron la Basílica de San Marcos, en estilo bizantino. Sin embargo en Alejandría apareció la cabeza del santo y se guardó en la iglesia de San Marcos. ¿Veré el rostro del evangelista en alguna de las dos ciudades?

martes, octubre 03, 2006

Cesaraugusta

La semana pasada estuve en Zaragoza. Apenas estuve unas horas, pero lo suficiente para conocer un poco sobre la ciudad romana. De nuevo pasee por la plaza del Pilar, y tras ver la basílica en el tiempo record de 10 minutos (cada vez me dice menos esta iglesia), paseé en dirección hacia la Seo de San Salvador, en mi opinión la joya cristiana de Zaragoza. Así, entre las estatuas goyescas que pueblan el camino, distinguí un cubo, que hacía años que formaba parte del paisaje urbano de la plaza, pero que nunca supe lo que era. Me acerqué, para comprobar de que se trataba. Siempre pensé que era un anexo a la oficina de turismo o un restaurante, o yo que sé, cualquier edificio vanguardista para adornar la plaza. Mi sorpresa llegó cuando ví que era la entrada al Foro Romano de Cesaraugusta, y que además había toda una ruta romana de la ciudad, con las murallas (que era lo único que había visto en viajes anteriores, con esa estatua de Augusto y una ranita tirando agua en la fuente de delante), el puerto fluvial, las termas, el foro, y el teatro. Sin embargo, pensé en perderme un poco por la Zaragoza medieval y mudéjar, y volver posteriormente. Marché por la Calle Mayor hacia la iglesia de La Magdalena, una de mis torres mudéjares favoritas junto a las de Teruel y Calatayud, y luego, un poco alejado del Pilar, marché hacia las Termas para comenzar la visita.

El chico del museo de las Termas me dijo que la visita de toda la ruta de Cesaraugusta llevaba varias horas, y sólo en el teatro podría estar una hora y media. Así que como ya había visto las Termas pq la taquilla está junto a ellas, me marché hacia el teatro.
El teatro en sí no brilla por su buena conservación. Mérida, Segóbriga, o incluso el experimento de restauración de Sagunto ofrecen una visión mejor, pero el museo zaragozano ofrece una explicación que falta en los tres teatros comentados anteriormente. La maqueta, los paneles explicativos, la guía auditiva ... te introducen en una época y un mundo que luego se ve premiado con las ruinas del teatro en vivo, por lo que la imaginación hace el resto, sobre todo si ya has estado en otro teatro romano.

En este caso, curiosamente, fueron los propios romanos quienes destrozaron el que fuera uno de los tres teatros romanos mas importantes de Hispania. La crisis del siglo III, el cambio de religión hacia un cristianismo que prohibía o repugnaba las diversiones públicas, la amenaza de los bárbaros ... propiciaron el abandono del teatro y su posterior uso como cantera para construir las murallas que emergieron para proteger Cesaraugusta. Luego llegarían los árabes, y los cristianos, dejando el solar bajo la judería, para volver a ser tierra cristiana de nuevo con la expulsión de los judios, y dejando los restos del teatro en el olvido, ocultos bajo sus casas, iglesias y palacios renacentistas.
Casi dos horas pasé en lo que fuera un teatro romano. Y es curioso, pero de nuevo Roma volvió a mi interés, opacada en mis preferencias por Grecia y Egipto últimamente.

sábado, septiembre 16, 2006

Cadaqués

Bordeámos el lago de Banyoles. Visitamos la iglesia de Porqueres. Nos perdimos por las calles medievales de Santa Pau. Subimos al volcán de Santa Margarida, descubrimos el verde cráter coronado por una ermita, y volvimos a bajar. Disfrutamos de las fiestas de Olot. De nuevo vuelta al medievo en Betsalú. Buscámos donde poder cenar en Peralada ...., y al dia siguiente, por fin apareció ante nosotros Cadaqués.

Cadaqués llega a la vista tras una carretera tortuosa desde Roses. Curvas y más curvas, hasta que finalmente se divisa un pueblo blanco frente al azul del mar. Su iglesia, sus calles, su bahía ... crean una postal en movimiento.
Recorrimos sus calles empinadas hasta llegar a la iglesia, donde una francesa achinada intentó unirse al grupo. Luego visitamos Portlligat, y volvimos de nuevo al pueblo para comer frente a la bahía en el Casino.
Y finalmente, tumbado en la playa de Cadaqués, bajo el sol de melancólico de Septiembre, alcancé el sueño acunado por el sonido de las olas del mar.

La última parada fue en Castelló d'Empúries y sus fiestas medievales. Juglares, bailarinas, Gigantes, tambores ... desfilaban pos sus calles ancestrales en esa fiesta que emulaba el pasado.

sábado, septiembre 09, 2006

Milano, Firenze, Roma

Tras coger el autobús en el aeropuerto de Malpensa, mii primera visión milanesa fue la Stazione Centrale. Un edificio imponente de medidas titánicas, dotado de un clasicismo regioy unas puertas altísimas que vigilaban la plaza del Duque de Aosta, con una fauna curiosa que no permitía el despiste.
Me adentré por Porta Venezia, para llegar finalmente a la Plaza del Duomo envuelto en la oscuridad. La fachada de la catedral, ocultada tras los andamios, daba paso a una extensa plaza donde brillaban las Galerias de Victor Manuel. Al fondo, a la izquierda, una calle llevaba hacia Navigli, donde confluyen los dos rios milaneses rodeados de bares y terrazas.
Al dia siguiente recorrí de nuevo el centro: La Scala, il Duomo, il Castello Sforzesco ... , para volver a la Stazione Centrale y recoger ese tren que me llevaría a Firenze.



Impacta ver atardecer sobre la orilla opuesta del Arno, observando los puentes florentinos, y al fondo la silueta de su catedral y la Signoria, escoltada por los campanarios de las otras iglesias.
Sus calles poseen un sabor vetusto que te remite unos siglos atrás. El blanco del mármol que cubre su catedral y sus iglesias reluce entre el marron vetusto de sus casas. Sólo hay un pequeño problema. La ciudad está tan poblada de turistas, que parece que te encuentras en un parque de atracciones.






Y de Firenze-S.M.N. a Roma Termini. Nunca olvidaré los atardeceres en Roma. La luz ténue sobre piazza Navona, el rojo del crepúsculo sobre el panteón, y el serpenteo de sus calles mientras la noche lucha por vencer a la luz. Cruzar el puente de Sant´Angelo, iluminado por el amarillo de sus farola, vigilado por el Castello. Y llegar en un silencio sepulcral a la Plaza de San Pedro prácticamente vacía.
Recuerdo sus 4 basílicas mayores: San Pietro dil Vaticano, San Giovanni Laterano, San Paolo fuori le muri y Santa Maria la Maggiore. Todas deslumbrantes, pero me quedo con San Pablo. Todavía conserva ese encanto paisajístico de estar extra-muros de la ciudad. Sus dorados bizantinos, su estética paleocristiana, sus claustros exquisistos, su amplitud, su silencio ....
Y recuerdo el atardecer desde la Trinità dei Monti, con la Piazza di Spagna a mis pies, y viendo como los violáceos, los malvas, y las nubes de damasco, se mezclaban en el cielo romano sobre una silueta urbana donde brotaban las cúpulas de San Pedro y San Carlos. Y en esta capital de la cristiandad, los obeliscos paganos ascendían eternamente hacia el sol de Ré.


lunes, septiembre 04, 2006

Vuelta al cole (sin Cangrejo)

Ya ha llegado Septiembre. Nos lo indican diariamente El Corte Inglés con su vuelta al cole y sus corticoles, y las numerosas colecciones de muñecas de porcelana, abanicos del mundo, mangas japoneses, escarabajos peloteros ... (para todos los gustos).
Pero más allá de ese bombardeo publicitario, Septiembre siempre es aquel mes nostálgico, triste, que como el último canto del cisne aparece para despedir el verano. Pronto la manga larga vestirá nuestras pieles morenas del verano, y el frio viento helará nuestro rostro mientras las hojas de los árboles caeran de las copas, poblando el asfalto con su manto marrón.

El viernes visité el Cangrejo. No había vuelto desde que Eva me enviase un mensaje con la aciaga noticia. Aquel bar, templo de Carmen de Mairena, había vivido tantos años, tantas épocas, desde que el Raval era el "barrio chino" y barrio prohibido, hasta nuestros dias donde la especulación hace cambiar el aspecto tradicional de sus gentes. Y ahora estaba cerrado, con el simple recuerdo de la cinta blanca del precinto. Y en lugar de escuchar el tímido sonido de la música del interior, se escuchaba la conversación de los vecinos sentados en proximidad. No había colas, ni nadie en la puerta, sólo el vacío.

El sábado fue el barrio gótico quien sustituyó al Raval. Cuando llegué a BCN, mis primeras salidas fueron por el gótico. Ahora, quizás por la clausura del Cangrejo, volví a Escudellers, recordando aquellos bares de mi inicio en la ciudad condal, ahora mas poblado de guiris todavía. Pero sin embargo, el Raval sigue atrayendo, y de camino a Plataforma (en el Paralelo), hicimos una visita al vecino del Cangrejo: La Aljaima.

Finalmente llegamos a Plataforma, donde por esa Ley nefasta ya no se puede fumar. Eso si, tienen una sala de fumadores, que es todo un cutrichil. Para fumar en la legalidad, ahora te obligan a hacerlo en condiciones infrahumanas que recuerdan una pocilga o el cuarto escondido de los trastos lleno de polvo y cucarachas. Bonita democracia que te convirte en delincuente por encenderte un cigarrillo.

miércoles, agosto 16, 2006

Two poems

I saw the storm yesterday night. It was really amazing. I enjoyed listening the music of the drops charging on the asphalt with the thunder's chorus. I smelt the parfum of the humidity and my eyes watched the flash of lightning dancing on the sky, while the wind was playing with the leaves.
Nice collage!

The Muse inspires my mind.
the Nereids blown on my heart,
the mermaids submerge me at their poetry's ocean,
and the nymphs inyect their sap at my veins.

miércoles, agosto 09, 2006

Annecy (près de Genève)


A veces me pregunto porque me gusta tanto recordar el pasado. Lo revivo, lo exprimo, lo relato ... e incluso lo mejoro para dejar mas hermoso el recuerdo.
Hace 10 años realicé mi primer viaje a "la aventura". Sólo, embarcado en un autobús que tras demasiadas horas de viaje me apeó en una trémula estación a las 6 de la mañana, llegué a Annecy, una ciudad francesa próxima a Ginebra de la que unos meses antes ni sabía de su existencia.
Allí estaba yo, en una familia francesa un tanto extraña. Nunca me enteré que había pasado con el padre (que no estaba), y me llamó la atención que tuviesen las fotos de la familia en el cuarto de baño.
Finalmente el lunes, despues de estar por primera vez en mi vida 24 horas sin hablar castellano, fui a la escuela, donde ya conocí una chica de Barcelona, otra de Madrid, un chulo (muy chulo) sevillano .... la alegría de escuchar una voz hablando castellano.
Pero también conocí a Giulia, una rubia torinesa que hablaba perfectamente español. Y a Alessandra, una napolitana que no sabía ni inglés ni francés, y encima se pasaba todo el camino desde casa hasta la escuela hablando en italiano con su vecino sueco. Yo le decía a Jonas: "es muy simpática", pero él me contestaba: "no lo dudo, pero es que no entiendo nada de lo que dice en italiano, y se pasa todo el camino dale que te pego". Jonas y yo fuimos a partir de entonces como Zipi y Zape (así nos llamaban). Compañeros para hablar frances, para descubrir la ciudad, para ir de juerga.

También se unió al grupo una eslovena, un austriaco, una búlgara, una belga flamenca, dos noruegas, un holandes (que se hizo novio de una de ellas), y 3 irlandeses/as. Una torre de babel para mi mentalidad provinciana. Seguro que hubo mas gente, de algunos consigo acordarme como de aquel grupo de madrileñas y catalanas que apodaron al sevillano como Pier No doy una, porque el pobre chico no daba ni una bien en francés.

Annecy impactaba por su belleza: una ciudad medieval recorrida por canales que desembocaban en un hermoso lago. Sus aguas, frías, purificaban el cuerpo. Y al otro lado de la villa, siempre visible, la silueta de los Alpes con sus cumbres nevadas.
Visitamos Ginebra, hizimos senderismo por los Alpes cerca de Albertville, tomamos un pub del casco antiguo como centro de reuniones, e incluso nos perdimos por su discoteca a la orilla del lago. Aún recuerdo esa imagen rodeado de suecos/as que parecía Benidorm. Lo curioso es que yo ahora formaba parte del grupo de guiris.

Pero terminó. A Sara la vi en Barcelona seis meses despues. Con la búlgara, coincidí (cosas del destino) dos años mas tarde en Poitiers, y por último Giulia, la italiana, vino a Valencia unos dias.
A Annecy volví hace dos años. Estaba en Ginebra, y no podía irme sin visitar aquella ciudad que para mí siempre será el rincón mas hermoso de Francia. Pero fue diferente .... No quedaba ninguno de aquellos amigos con los que había vivido esos dias tan felices. Incluso el tiempo de finales de septiembre impregnaba una tristeza adornada con las nubes al recuerdo del Agosto que viví. Volví de nuevo a nuestro pub, el River´s, que ahora daba una imagen sórdida (la clientela había cambiado), y paseé por sus calles envuelto en recuerdos y susurrando las palabras de Sabina "al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver".

martes, agosto 08, 2006

Tossa de Mar

- Para L´Escala no quedan plazas - dijo el vendedor desde la ventanilla. Terminaba así mi deseo de ver las ruinas griegas de Ampurias .... Cadaqués ya había partido, y el próximo que salía era Tossa de Mar. Sin pensarlo, compramos los billetes, y nos embarcamos hacia ese pequeño pueblo de la Costa Brava al que había dado fama Ava Gardner en los años 50.
Hermosas calas donde el azul puro del mar rozaba con las rocas, anhelos del medievo de su casco antiguo sobre la montaña, protejido por murallas, y el placer de circular por sus calles .... un recuerdo en nuestra mente.

jueves, agosto 03, 2006

Barcelona hace diez años

Fue justamente hace 10 años. Iba en el autobús con destino a Ginebra, y paró durante dos horas en Barcelona, esperando al que llegaba de Madrid. Entramos por la Diagonal, bajamos por Numancia, y finalmente nos dejó en Sants. Una fría visión de la ciudad. No me hubiera imaginado que viviría allí tiempo después. Luego seguimos por Avenida de Roma, Gran Via, La Monumental, Glorias .... para continuar en una larga noche que terminó para mi en Annecy, próximo a la frontera suiza. Y hoy, paseé de nuevo por esa destartalada estación, fumando un cigarrillo, y viendo como el cabrón del tiempo pasa sin dar tregua.

sábado, julio 29, 2006

Timanfaya


Un mar de lava se elevaba hasta donde alcanzaba mi vista. Rodeando los cráteres, en desértico paisaje, la lava fundida se extendía por todos los lados. A veces me siento así, como si una erupción hubiese devastado la fertilidad de mi ser, esperando que la naturaleza regenera mis partes más quemadas.
Un poco de agua que riegue mi garganta, una higuera que arraigue en mi tierra, un rastro de vida reptando sobre mi piel, o volando sobre mi mente con sus alas bajo un ardiente sol .....
Y aunque a veces me siento como estos volcanes silenciosos, otras veo el vergel manar de mi ser.

jueves, julio 27, 2006

Famara


Impresiona ver como las áridas montañas penetran en el océano, mientras las olas golpean con ímpetu la costa. Sus aguas, agitadas, estan plagadas de surferos, y excasos bañistas situados al principio, tocándo con los pies. Cuando te metes en el mar, y ves como una ola amenaza con tirarte, te sientes seguro porque tocas suelo. Sin embargo, una vez superada la ola, ves como el nivel del mar ha crecido hasta la barbilla, y luego el océano te atrae como una ventosa hacia él.

Nada que ver con las tranquilas playas de Puerto del Carmen, Arrecife o Costa Teguise que miran hacia Marruecos. El lado oeste de Lanzarote muestra toda la fuerza del Atlántico. La belleza y el peligro se fusionan en estas aguas agitadas bajo la atenta mirada de la desértica cordillera. A la izquierda, las casas blancas del pueblos de pescadores invitan a un descanso en sus terrazas. Nunca me he sentido un juguete del mar, como aquí. No son las apacibles aguas del mediterráneo, ni las de Portugal o el Canal de la Mancha. Aquí mas que nunca vale la frase de que al mar hay que tenerle respeto.

sábado, julio 22, 2006

Lanzarote

Cuenta la leyenda que Lanzelot, caballero de la tabla redonda del rey Arturo, se refugió de sus amores fustrados con la reina Ginebra en la isla de Lanzarote, dándole su nombre. La realidad, sin embargo, es menos poética, y el nombre se debe al marino genovés que la descubrió, Lanzelotto Malocello. Llegué volando, y en el aeropuerto de Arrecife me encontré con Isabel, despues de casi 4 años sin vernos. La última vez que nos vimos fue en la estación de RENFE de Badajoz, donde yo debía coger un tren que me llevaba a Madrid, y de allí a Valencia, y ahora nuevamente, volvímos a encontrarnos.
Su clima suave es acogedor. El azul intenso de su mar interminable es relajante. Sus playas, de arena blanca, o negra, relajan la mente. Sus montañas volcánicas divisadas en la lejanía, aíslan el cuerpo en el infinito, entre el azul del mar, y el marrón de la tierra.
Descubrí Arrecife y sus excasos balcones canarios en casas de estilo colonial. Disfruté de esas terrazas con vistas al mar. Me perdí por Teguise, y sus casas de un blanco tan puro que ofende a sus ojos, y caminé por Haria, envuelta entre montañas. Y todavía sigo disfrutando de esta isla frente a las costas de África.

jueves, julio 13, 2006

New Orleans

Al llegar a casa encontré una postal de Nueva Orleans. Me había temido que llegaría, pese a que dejó mi último mensaje sin respuesta. Fue un regalo de reyes, y un regalo de cumpleaños, pero extrañamente volvió a desaparecer bajo la tierra. Y se acordó de mi en aquella ciudad que resucita del Katrina. Al ver su barrio francés, la brisa de La Nouvelle Orléans llevó mi nombre a su mente. Una postal, un sello, mi dirección escrita en la servilleta de un bar .... cocktail de recuerdos y de anhelos que salieron de Louisiana el dia de San Fermín.
No sé porque pero no me extrañó recibir la postal. Forma parte de su halo misterioso.

sábado, julio 01, 2006

Sabina Forever II

Y llegó el dia. Monjuïc se llenó de un torrente de gente que fluía hacia las puertas del palau Sant Jordi, bajo la atenta mirada de esa llama olímpica apagada que luchaba por volver a brillar. En sus jardines floreció una masa tumbada en el cesped o sentada en las escaleras. Bombines en sus cabezas, latas de cerveza en sus manos, bocadillos en la mochila ... Todo listo para penetrar en el templo de Sant Jordi para rendir culto a Sabina.
Bajamos las escaleras, para llegar a la pista, donde nos encontramos, con una curiosa valla (zona VIP), que había que sortear con una pulsera en la mano. Pero finalmente, Sabina apareció en el escenario, junto a su musa, Olga Román.
Quien me ha robado el mes de abril, nunca me cobró, la Magdalena. Te quiero más que a mis ojos, te quiero más que a mi vida ... pero lo nuestro duró, lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks. Pero ahora es demasiado tarde princesa, sólo sé que algunas veces, cuando menos te lo esperas, el diablo va y se pone de tu parte. ¡Que pequeña es la luz de los faros, de quien sueña con la libertad! Y algunas veces suelo recostar, mi cabeza en el hombro de la luna, parecía como si, me quisiera gastar el destino una broma macabra ..... y terminó, tras ver iluminado todo el pavellón por las llamas de los mecheros que danzaban al unísono, el concierto.
De nuevo la marea bajó hacia plaza España, pero nosotros, junto a la fuente apagadada, compramos unas botellas de agua, nos encendimos un cigarrillo, y comentamos la noche entre las torres venecianas, bajo la sombra ensombrecida del Palacio de Montjuïc. Cuando bajamos, apenas quedaban algunos rezagados que esperaban al NitBus.

domingo, junio 18, 2006

Junio segadores

Llegó Junio, el mes de la siega. O eso se pensaba antiguamente, porque ya hace tiempo que Junio es el mes que da preludio al verano.
Junio ya no significa el mes que da paso a las vacaciones. Se terminaron esos 3 eternos meses de descanso (excepto para los profesores), aunque anuncia que pronto tendremos un mes, quince dias, o algun dia de descanso .
Se terminaron las clases para aquellos que continúan estudiando postgrados y masters, convalidando con el trabajo. El dia se alarga, dando lugar a hermosas tardes bañadas de luz.
Pasó el Guateque que nos permitió olvidar que nos acercamos a la treintena, para remitirnos a esos dorados años sesenta, setenta, y bueno, ochenta. Todo entra en el saco.
Y las playas nos atraen con la caricia de la brisa y el abrazo del sol sobre nuestra piel. Las charlas, las discusiones, las risas ....
Las calles del casco antiguo nos ven pasear con chanclas y pantalones cortos. Y entre las callejuelas, una mezcla de símbolos cristianos y paganos, nos recuerda que hoy es Corpus Christi. Parece que esta fecha se nos olvidó desde que la suprimieron del calendario festivo pasándola de Jueves a Domingo.
Pequeñas cosas, situaciones sin importancia ... que nos indican que Junio ya esta aquí, y otra vez, Junio pasará.

lunes, mayo 22, 2006

Arrivederci Delhi

Hoy tenía comida amical en casa de Cleopatra. Resulta que como la chica se cambia de piso, era ahora o nunca, así que nos ha invitado a comer en su antiguo piso. Al próximo, ya veremos cuando vamos .... Total, que me he ido para su casa, he cogido el metro, y al llegar a su calle, pues como no llevaba el papel con el número, lógicamente la he llamado. No contestaba. He llamado a Nuria, que si lo tenía apuntado, pero no me ha encajado. He llegado al número que me ha dicho, pero era dificil tocar en el timbre al tercer piso porque el subsodicho número sólo tenía una altura. Llamamos a Carlos, y mas de lo mismo, no tenía el número. Y Bea sin contestar .... Ha llegado Nuria y como última opción ha gritado: Bea, pero con lo grande que era la calle. El número estaba mal apuntado. Pero finalmente, por obra y gracia del espíritu santo, Bea se ha asomado al balcón, y nos ha visto. Era el portal de enfrente.
Ha sido una comida entre amigos que hacía tiempo que no teníamos (jroña ke jroña), pero ha tenido un cierto toque de despedida. El piso, muy acogedor, donde no faltaba la decoración egipcia: su compañera Vero lo ha decorado con estátuas de Anubis (el dios chacal) y Bastet (la diosa gata). Pero por un lado, Bea nos ha comunicado que por fin se va a Sevilla, despues del verano, en busca de su amor. Y por otro David y Nuria se nos marchan a la India, de momento hasta septiembre, pero quien sabe, quizas vuelvan por mas tiempo.
Así, mientras comíamos sus deliciosas tortillitas de gambas a la andaluza, acompañadas de un buen Ribera del Duero, nos poníamos al dia de los diferentes caminos que nuestras vidas pueden tomar. Unos pensando en la India, otras en Guatemala, y ella, siguiendo el camino de Venus, en Sevilla. Conocí a Bea hace ya dos años, gracias a David. Nuestra amistad ha sido un poco como el Guadiana, que aparece y desaparece, pero siempre ha estado allí, unas veces palpable, visible, marchando con fuerza como un torrente caudaloso, y otras serena, apacible, oculta bajo esos ojos. Su marcha es como si un pedazo de Barcelona huyera de la ciudad hacia ese Sur que tanto anhela.

domingo, mayo 14, 2006

Gran Via Madrileña


Recuerdo haber visto en el libro de arte de COU aquella imagen de la Gran Via madrileña del pintor Antonio López, una de las figuras más importantes del Hiperrealismo español. Me impresionó su detallismo, su mágica atmósfera gris, la soledad de esa calle que es una de las principales arterias de la capital.

Seis años mas tardes pude ver la Gran Via con mis propios ojos. Viniendo de la plaza de la Cibeles, recordé de pronto la pintura de Antonio López. Pero ahora esta calle estaba repleta de gente. Un ruido eterno, un eterno ir y venir de gente, el tráfico colapsado ... borraban mi imagen silenciosa del cuadro. Posteriormente pude descubrir más la vida de esa calle en los meses que viví en Madrid: su noche iluminada por carteles de neón, los chinos vendiendo comida en sus esquinas, las prostitutas caminando, curiosos personajes, gays que bajaban de Hortaleza y Fuencarral ... y al mismo tiempo abrigos de visones y señores aburguesados que añoraban el pasado de la calle. Una compañera de trabajo me dijo: "En la Gran Via está lo peor y lo mejor de Madrid", y coincido con ella. Salir del metro es disolverte en un torrente de gente ensordecedor que bordea en sus anchas aceras una calzada inundada de vehículos.

Ahora, 11 años despues de ver la imagen en el libro, y 5 de verla en directo, pude ver por fin el cuadro original. Ha sido por casualidad, en una exposición del CCCB sobre dos directores de cine: Victor Erice y Abbas Kiarostami. Allí, en una sala de penumbra apareció el cuadro iluminado por una ténue luz que se difuminaba hasta la oscuridad, para posteriormente volver a encenderse. En un principio pensé que sería una copia, pero el guía me confirmó que era el original. Mi memoria realizó un breve retorno al pasado. Recordé las clases de arte en el instituto, y aquella pequeña ilustracion escondida entre miles de obras maestras del arte universal. He recordado aquellos paseos, nocturnos y diurnos, por la gran via madrileña, y aquí, en Barcelona, he saboreado recuerdos gestados en Valencia y Madrid.

viernes, abril 21, 2006

Provence - Côte d'Azur IV


Este día el desayuno fue más breve. Recogimos corriendo los trastos, limpiamos los platos, desayunamos, limpiamos el bungalow y entregamos las llaves. (o eso pensábamos, porque luego aparecieron al final del día.) Cogimos la autovía en dirección a Barcelone, y todo recto hasta llegar a Marsella.
Marsella es diferente. Después de tanto glamour nos encontramos con una ciudad caótica, sucia, pero interesante. Siempre me ha atraído la decadencia. A Nesi y a Claire no les gustó mucho, pero ese panorama de edificios históricos ennegrecidos por la contaminación, la ropa tendida en las ventanas, y ver tras alguna persiana alguien que pasaba el día observando el caos de la avenida, no deja de tener su encanto. A mi me recordó a Nápoles (aunque nunca he estado). Carlo dice que se parece a Alejandría. Quizás Alejandría es Europa metida en África. Marsella es África quien se ha metido en Europa. Pero las tres, Marsella, Nápoles y Alejandría, comparten el Mediterráneo y el origen griego. Por algo será.
Conduciendo con cuidado, ya que sus habitantes cruzaban sin mirar por el medio de la calle, y tras observar el mercadillo árabe que se había formado junto al Arco de Triunfo, llegamos al puerto, vigilado por la silueta de Notre Dame de la Garde en lo alto de la montaña. Tomamos un café bajo el fuerte sol marsellés, aunque ahora no teníamos como fondo los grandes yates de Niza o Saint Tropez, sino barquitos más modestos. Las obras, sin embargo, seguían nublando nuestra visión. Marsella, como Niza, ha decidido también poner tranvía en sus calles. La catedral no pudo ser visitada. ¡No me dejaron!
Partimos de nuevo, y tras pasar Arles y Nimes, que debido a la falta de tiempo no pudieron ser visitadas, cogimos el desvío de salida en Perpiñán. Allí casi nos quedamos sin gasolina, porque la estúpida gasolinera del Alcampo sólo funcionaba con Carte Bleu (monedero electrónico). Mira que le metimos todas nuestras tarjetas, pero no nos dio la deseada gasolina. Así que desesperados, con el marcador de gasolina indicando que nos quedaban menos de 10 km., por fin llegamos a una gasolinera que aceptaba monedas.
Continuamos con destino a Collioure, un pequeño pueblecito del Rosellón donde se encuentra la tumba de Machado. Un pueblo precioso, con el encanto de su puerto y sus casas de colores, que le daba 100 patadas a Saint Tropez. Aparte, debido al alejamiento de estas tierras, la especulación urbanística apenas afloraba, dejando divisar el verde de los Pirineos comulgando con el azul del Mediterráneo.
En vez de volver a Perpiñán para coger la autovía, cometimos el error de cruzar los Pirineos por Cerbère y Port Bou. El paisaje precioso, la montaña, las calas … pero lo que en el mapa parecía poco tiempo, se hizo eterno. Y en algunas curvas de esta carretera interminable parecía que el coche caería sobre el acantilado hacia el mar, empujado por la tramontana que azotaba imparable. Por fin en Llancà, respiramos tranquilos. Una carretera recta nos llevó hasta Figueres, desde donde la autopista se encargó de conducirnos a la ciudad condal.

jueves, abril 20, 2006

Provence - Côte d´Azur III


Comenzó la mañana con un desayuno al aire libre delante del porche del bungalow bañado por el sol. Una orgía de quesos franceses, salchichón de Saboya, zumo de piña, pan con aceite .... Lo suficientemente nutritivo para aguantar hasta una merienda. Cogimos el coche rumbo a Mónaco, no sin antes descubrir Niza bajo un ardiente sol que hacia brillar el azul del mar que da nombre a la costa. Continuámos bordeando el mar, con su correspondiente parada en el acantilado, hasta llegar al principado. La ciudad estaba en obras preparándose para el mundial automobilístico, y nosotros optamos por comenzar la visita subiendo montaña que lleva al Palacio del príncipe, serpenteamos sus excasas callejuelas, y tras ver la catedral que alberga las tumbas de Rainiero y Grace Patricia, bajamos por los jardines escalonados que descienden desde el oceanográfico junto al mar.
Nos tomamos un martini en el puerto, como manda la tradición, y cogimos de nuevo el coche, haciendo el circuito del mundial, con dirección al Casino de Montecarlo.
La siguiente parada fue cap d´ail, descendiendo hasta el cabo donde realizamos nuestro picnic. La ensalada no pudo efectuarse porque nos habíamos dejado el recipiente en el bungalow, y la lechuga en el coche, así que comimos lo que pudimos y las mezclas que nos dio nuestra imaginación.
Despues de la comida, descansamos bajo el sol mediterráneo mientras el viento azotaba nuestros cuerpos. Cuando comenzó a hacer frío, y ya se nos había tomado el color en nuestros rostros, decidimos partir, rumbo a Èze, un pueblo medieval intacto en la cima de una montaña.
De vuelta conocimos la otra Niza, aquella que no deja de ser una ciudad normal como cualquier otra, y de vuelta a casa, caímos dormidos ante el cansancio, pensando que sólo quedaba un dia.

miércoles, abril 19, 2006

Provence - Côte d'Azur II


Comenzó el dia envuelto de nubes, a escasos metros del mar. Tras un desayuno copioso devolvimos las llaves a aquella francesita, que era muy mona, tenia una sonrisa pícara y unos pantalones ajustados al culo, pero que sólo sabia utilizar el francés para quejarse.
Partimos por la carretera de la costa, serpenteando las calas, en dirección a Cannes. Pasamos Saint Maxime, Saint Raphael, y muchos otros pueblos, unidos por las villas de principios de siglo, y las construcciones monstruosas de la segunda mitad del siglo, que jalonaban las antes virgenes laderas de la costa. Aún recuerdo la imagen de la iglesia de Sant Raphael. Impactante, si no hubieran construído a su derecha un edificio horrible que le quitaba todo el encanto, y en su parte inferior, para mas Inri, un Mc Donalds. Cosas que pasan.
Tras recargar las pilas en el hipermercado Casino, llegamos a Cannes con la lluvia golpeando en las lunas del coche. Aparcamos, e intentamos descubrir la ciudad. Demasiado tiempo intentando encontrar algo fascinante. El paseo, bonito, pero simplemente bonito, como podrían ser el de Gandia o el de Benidorm. El palacio de congresos, aquel donde se desarrolla el famoso "Festival de Cannes", nos mostró la magia de una cámara de televisión bien encuadrada, una alfombra roja, y un coche desde donde salen las celebridades. Despues caminamos por la Rue d'Antibes, toda repleta de las tiendas mas fashion que se pueda encontrar. Finalmente, por fin, encontramos el viejo Cannes, quizas el lugar que salvó la ciudad. Sus calles empinadas y sus casas coloridas, guiaron nuestros pasos hacia un pequeño café donde nos sentamos protejidos por unas sombrillas de la ténue lluvia que volvia aparecer.
Cogimos el coche, de nuevo por la costa. Pasamos Antibes por el centro, la ciudad que escogió Picasso para vivir, y entonces nos dimos cuenta del tiempo que habíamos dedicado a Cannes y deberíamos haber gastado en Antibes. Pero debíamos buscar todavía un camping, y la lluvia amenazaba con volver a rociarnos. Nos perdimos por Cagnes, un pueblo a escasos metros de Niza, pero finalmente, llegamos a buen puerto, y nos alojamos en un bungalow mas grande que el de Saint Tropez, en la ladera de la montaña.
Cenamos rápidos, y marchamos hacia Niza. Recorrimos su extenso paseo marítimo, hasta llegar al puerto. Aparcamos junto a Notre Dame du Port, disfrutando con un paseo nocturno por este puerto silencioso repleto de yates.
Volvimos hacia el centro, y tras ver la plaza Garibaldi cerrada al tráfico, y las obras tranvía incomunicando las calles nizardas, conseguimos aparcar junto al Negresco. Recorrimos sus calles comerciales, su centro histórico rodeando la catedral, y el Marché de les fleurs. Finalmente, el paseo marítimo nos indicó el camino hacia el coche, iluminados por una luna que luchaba por divisarse entre nubes de humo.

martes, abril 18, 2006

Provence - Côte d'Azur I


Salimos pasadas las 7 de la mañana de Barcelona, rumbo a la Costa Azul. Teníamos un esbozo del itinerario a seguir, unas ciudades donde podríamos dormir, y un destino a alcanzar, Mónaco. El resto del recorrido surgiría según las circustancias.
Primera parada, Montpellier, capital del Languedoc. ¿Por que paramos? Simplemente, porque queríamos descansar. Y fue una buena parada. Vimos salir a la gente del trabajo, y las callejuelas de la ciudad, antes solitarias, dieron paso a grandes espacios abiertos inundados de personas. El sol nos siguió calentando nuestra piel, mientras tomábamos un café en una terraza, o mientras serpenteábamos sus calles. Allí encontramos nuestro principal enemigo del viaje: La Boulangerie (o sea, panadería-pastelería).
Siguiente parada, Aix-en-Provence. Una ciudad preciosa llena de fuentes y con callejuelas jalonadas de edificios históricos. Sin embargo quizas "demasiado bien conservada". Y en una plaza junto a una de estas fuentes, acompañados de un personaje que dormía y ni la policía pudo despertar, se celebró nuestro primer pic nic francés.
Llegamos anocheciendo a Saint Tropez, un pueblo muy bonito, pero que francamente decepciona un poco. He visto pueblos costeros más bonitos, aunque hay que reconocer que debido a la especulación urbanística de la costa, es todo un milagro que todavía mantenga su ambiente marinero. Encontramos un camping tahitiano junto a la playa de algo que sonaba a Pamplona, y pese a la ilusión de Nesy que quería montar la tienda de campaña, por 10 euros más decidimos que se dormía mejor en un Bungalow.
Volvimos al pueblo para ver cenar a unos curiosos individuos en la cubierta de sus barquitos atracados en le Port de Saint Tropez. (permítanme la ironía, pero el barquito parecía mas bien un transatlántico). Observamos sus calas, nos perdimos por sus callejuelas, y tras recordar la voz de la teleoperadora de "España Directo" de Telefónica (que por cierto no ha cambiado el mensaje desde hace 10 años), volvimos a nuestro diminuto y estresante bungalow (un dia pasa, pero no se entiende como una familia con dos niños puede pasar las vacaciones allí), para cenar y mantener una tertulia de estas que acaban tarde.

lunes, abril 10, 2006

Domingo de Ramos

Ayer fue Domingo de Ramos. Las ciudades se llenaron de palmas y ramas de olivos, como hace casi dos milenios el pueblo de Jerusalén salió a recibir al Mesias. Ese mismo pueblo, que ese dia le halagaba, poco despues, le condenaría a muerte, le ignoraría, le negaría....
Ayer apenas me entere que era Domingo de Ramos sino hubiera sido por el Telediario. En este ateismo que nos inunda, apenas hay espacio para ceremonias religiosas, y los pocos que las siguen, lo han convertido casi en un club privé, o en una atracción turística.
Sin embargo, recuerdo en mi infancia que el Domingo de Ramos era símbolo de que pronto llegarían las vacaciones: ¡faltaba poco!
Y tras el domingo de Ramos viene esa semana que sabes que antecede las vacaciones: Cuando era pequeño, en el colegio. Ahora, en el trabajo. La verdad es que se respira un aire festivo, que te llena de vitalidad, imaginando como serán esos dias sin hacer nada.
El año pasado mis vacaciones de pascua se redujeron a unos dias en casa sin hacer nada, olvidándome de la oficina, y una escapada a Sant Pol y Arenys con sus hermosas playas, su mercado de pueblo, y sus callejuelas con encanto viendo en las pastelerías la mona de Pascua.
Este año, la ilusión es aún mayor: Saint Tropez, Cannes, Nice ... y Mónaco.

martes, abril 04, 2006

Persia y el arte moderno

Este sábado tuve un dia cultural. Por la mañana fui a CaixaForum para ver la exposición sobre Persia. Francamente, la recomiendo. Nosotros estuvimos casi dos horas viendo las ruinas persas, escuchando a la guía, y viendo el video de Persépolis. Luego, no contentos, nos metimos en la sala de fotografía de Diane Arbus.
Un recuerdo, el medallón de lapislázuli. El azul intenso penetró en mis pupilas inundándome de belleza azúrea.
Por la tarde, sin embargo, le tocó el turno al MACBA. Ese centro cosmopólita que coloca en la vanguardia a la ciudad de Barcelona, y que, francamente, ninguno de nosotros entendió.
Nos extrañó ver que la lista de la compra era poesía, que un labavo era arte, pero la gota que llenó el vaso fue ver un pedazo de tela ocupando toda una pared.
La guía se empeñaba en explicarnos porque eso era arte. La dichosa tela de rayas verdes sobre fondo blanco, había sido cortada en 60 pedazos, y cada uno tenía su certificado de tela. Se me escapó la risa, no podía mas. No puedo comprender que la gente pague por un trozo de tela, bastante fea por cierto. Quizás ese empresario fue un rácano para pagar un salario digno a sus trabajadores, y ahora despilfarraba el dinero en una estúpida tela.
No se, pero creo que en la Persia aqueménida, antes del siglo III a.C., la civilización estaba mas adelantada que ahora. No habría luz, ni agua corriente, ni internet ..., pero sus artistas tenían una sensibilidad superior a la frialdad del arte contemporaneo.
Lo dicho, quizas nuestra sociedad debiera mirar un poco al pasado ....

martes, marzo 28, 2006

Venezia vs Firenze

Empecé a escribir este blog hace algo más de tres meses, símplemente para evitar que se perdiera un e-mail divertido de una noche loca de jueves.
Siempre me ha gustado escribir, y bueno, he escrito en papeles que han acabado ardiendo en la hoguera, rotos en pedazos que se llevó el viento, o símplemente, y menos poético, en la basura.
Ya había leído los blogs de Beatrice, y me gustaba poder disfrutar de la lectura de sus líneas simplemente cargando su página web. Así que ni corto ni perezoso, todavía bajo los efectos de la resaca, me puse a escribir este blogg, sin saber todavía muy bien que era. De momento sería como una libreta vieja donde escribiría lo que se me ocurriera: prosa poética, deseos, un amago de Diario ....
Bueno, pues primera pregunta: Nombre del blogg. Veneciabierta ya estaba ocupada, y como yo Venecia lo mas cerca que la he visto fue cuando se inundó mi cuarto con el agua de la lavadora, pues elegí Florencia. Siempre guardaré con cariño aquellos atardeceres en la ciudad de los Médicis, mientras la luz de amarilla de las farolas jugaba entre la noche fiorentina.
Cleopatra me dijo que porque no elegí una Atenas abierta, o una Alejandría, o una Tesalónica ..., pero no, tuvo que ser Florencia. Y como un verde prado italiano, extendí su manto desde Venecia a Florencia, y el acqua alta que inunda sus deseos, la transformé en ese Agua de Venus que deseamos refresque nuestro rostro como el rocío del alba.
Y volver a sentir el agua de la diosa en nuestra piel, como aquel primer dia que vimos el baño de luz al salir desde el vientre materno.

martes, marzo 21, 2006

Arde Valencia

De nuevo volvi a Valencia en Fallas. Pero esta vez no iba en un tren de cercanías, sino que por primera vez en mi vida, me adentraba directamente en la semana fallera descendiendo de un tren de largo recorrido. Y así, desde el andén número 2, me adentré ese flujo de ir y venir de gente, simple preludio de la masa humana que fluía por las calles valencianas.

Valencia en fallas tiene un sabor exquisito. La vista se deleita con sus monumentos de carton piedra, mientras la música de pasodoble, con el transfondo de los petardos, inyecta savia nueva en las venas. Cierro los ojos, y recuerdo el aroma concentrado de las flores que emana del manto de la virgen, flotando entre la angosta callejuela que separa la catedral del Micalet.
La primera vez que fui con mis amigos a Valencia, con apenas 14 años, fue como realizar un viaje a Nueva York: Ruido interminable, caras desconocidas que copaban las calles, fiesta interminable en la noche valenciana. Recuerdo los conciertos en la Alameda. Creo que eran la perla de las fiestas que fue arrancada a la corona fallera, porque simplemente, molestaba a quien no quería ser molestado.
El alcohol de los cubalitros subía rápidamente en la sangre de un quinceañero, que había comenzado el ritual en la plaza de Cánovas, para, pasada la Nit del Foc, continuar bebiendo y bailando en los conciertos de la Alameda, con el reflejo del Palau de la Música al fondo.
Ahora ya no me pierdo en Valencia. Al contrario, camino entre sus calles repletas de gentío como si fuera por el pequeño pueblo que me vió crecer. No volví a Cánovas ni a Xúquer, no me quedé enclavado entre la gente sobre el puente de Aragón, no acabé la noche bailando en Woody .... Al contrario preferí pasear entre las estrechas callejuelas del Carmen, y dejarme sorprender por el paso interminable de falleras rumbo a la ofrenda, o procedentes de ella.
Cambié la vista perfecta del castillo desde el Palau por la visión nublada por los árboles bajo las torres de Serranos. Los conciertos de la Alameda, que luego fueron sustituídos por la verbena de la Mezquita, ahora se convirtieron en una verbena próxima al Mercado Central. Y los bares de la calle Caballeros, pusieron fin a la noche.
El tiempo hace cambiar las costumbres, aunque algunas no varían. Y en la Noche de San José, ya de vuelta a mi casa, pero todavía conservando la resaca del dia anterior, contemplé por la televisión el espectaculo de ver arder la falla del Ayuntamiento.
Dicen que el fuego purifica, y borra todo aquello que deseamos olvidar. Amén.

jueves, marzo 16, 2006

Los Idus de Marzo

¡Cuidaté de los Idus de Marzo! - Le dijeron a César -
Y ese 15 de Marzo, fue asesinado a las puertas del Senado Romano.
Yo empecé este día 15 con mala pata. Corriendo como siempre, llegué al metro. Bajé las escaleras mientras veía el tren en el andén. Intenté entrar, y la gente, como en latas de sardinas apretujadas, me hacian caras que indicaban - ¡Aquí ya no cabes, no nos ves!
Pero yo, cabezota como soy, pude entrar. Me hice un huequecillo e intenté desplazarme hacia la zona de los asientos. Cual fue mi sorpresa cuando vi que, aparte de las 8 personas que estaban sentadas, sólo había una persona de pie. O sea, que en el mismo espacio, habían como 30 personas junto a la puerta, y otro chico y yo, en la zona de los asientos.
Lo siento, no podía mas, y a esas caras de borrego que antes me habian gesticulado (el lenguaje oral a estas horas de la mañana es muy duro para el rebaño) que no cabía, les dije: - Yo flipo, todos apretados y sitio libre aquí -
Bueno, llegue al trabajo, y por arte de magia, conseguí fichar a tiempo. Maldita tarjeta, menudo inventor quien la creó. Habría que quemarlo en la hoguera por brujería. Quizas el se ganase su jubilación en Montecarlo, pero nos ha fastidiado a bastantes. Lo dicho, Miguel Servet murió en Ginebra por menos.

Hoy un dia aburrido, como siempre. Es el maravilloso sistema empresarial de la era de las telecomunicaciones. Ufff, menudo progreso, 8 horas encerrado en una oficina. Los neardentales se escandalizarían de nuestro poco desarrollo mental. Pero bueno, aquí estoy, pegado a la pantalla de mi maravilloso ordenador. Respondiendo e-mails en inglés, enfadándome con el chino, cogiendo el teléfono, con el excel (el excel que no falte) y el programa de la empresa que no pido que le pongan decoración picassiana, pero joder, que es mas simple que un arado.

La tarde ha sido mas divertida. Llega mi jefe, y ala, en mi pantalla, una página web sobre la antigua Grecia, mas exáctamente la ciudad de Tebas. Es curioso, creo que es lo más interesante que he hecho en el dia de hoy, aunque no creo que le haya gustado mucho al señor.

Pues nada, terminé mis ocho horas. En mi trabajo a la gente les gusta hacer mas horas. No lo entiendo muy bien, pero supongo que como algunos pierden bastante el tiempo, pues no son muy eficaces para hacer su trabajo en el tiempo estipulado. Como ya no pueden fumar, pues han dejado de perder el tiempo haciendo señales de humo, pero de todos modos, su vida en extra-laboral no ha de ser muy interesante, cuando prefieren pasarse la tarde encerrados en la ofi.

Por suerte, el dia ha culminado con una buena cena entre amigos. La verdad es que cada vez pienso mas que deberíamos crear un restaurante. Seguro que si ponemos unos precios razonables triunfamos, pq tal como han subido los precios a partir del euro, comer por 1.000 ptas. (o sea, 6€ que dios nos dió), se ha convertido en misión imposible. Pero bueno, otro don del progreso. Las hipotecas, querido lector, las dejo para otro dia, que sino acabaremos mal. Lo dicho, una conversación envidiable, una comida exquisita, y todo amenizado con sus vinos. Tampoco ha ido tan mal este Idus de Marzo ....

sábado, febrero 25, 2006

DaVinci

"Si la libertad te es querida, ojalá nunca descubras que mi rostro es la carcel del amor"
Leonardo DaVinci

lunes, febrero 20, 2006

De Delfos al Monseny

Ayer paseé entre las verdes montañas del Monseny. Escuché el susurro del agua al caer, observé el agua cristalina corriendo entre las laderas, mientras los destellos del sol creaban un firmamento de estrellas sobre las pequeñas lagunas que se formaban. Sentí la naturaleza y mis oídos captaron ese sonido del silencio tan dificil de escuchar en la ciudad.
Hace un año, esa misma sensación, ocurrió en Delfos. Allí, en ese santuario a la naturaleza que el dios Apolo eligió para hacer oir su voz, entre las columnas de piedra que manaban de la montaña, entre las piedras testigos de un pasado florecente, envuelto entre las nieblas de la montaña, intenté ver brotar la voz del dios entre el silencio.
La humedad se fundía con mi piel, y el aire puro regeneraba mi ser ....
Pensé como siglos atrás, la gente llegaba a este mágico lugar para oir el destino que predecía la sibila. Sentí como caminaron las almas buscando la respuesta divina ....
Y ayer, de nuevo surgió ese misticismo que sólo el aislamiento de la naturaleza produce. Y permanecí pensativo bajo aquella noche cubierta por un manto celeste donde el hombre ha bordado en hilo de plata los recuerdos de historias que no deben de ser olvidadas: Casiopea, Andrómeda, Géminis, el Cisne, Berenice ...
Recordé que por estos valles vagaron brujas consumidas en la agonía humana, a las cuales fueron a pedir ayuda doncellas y caballeros medievales, que mas tarde volverían para darles muerte. Y ellas deambularon bajo la protección de las ramas de los árboles, y guiadas por la luz de la luna llena.
Mientras, al otro lado del Mediterráneo, en la lejana Delfos, la llama del oráculo quizás aun brillaba en ardientes ascuas rojas.

sábado, febrero 18, 2006

Atenas - Αθήνα

- Mira, mira, date prisa. - Dijo Encarna con una sonrisa perenne sobre su boca. Acudí rápidamente, y pude ver detras de su silueta, enmarcada en la ventana del hotel, la vista de la Acrópolis.
Aquella noche, hace un año, contemplé, tumbado desde mi cama, la imágen iluminada de la Acrópolis. Y mis ojos fueron cediendo lentamente, mientras la visión del perfil dorado del Erecteion, difuminado sobre el cielo ateniense, fluía hacia mi iris difuminándose lentamente.


Había deseado ese momento tanto tiempo. Quizás desde la mas lejana infancia, había anhelado el encuentro con aquella ciudad que fue la mas hermosa de su época. Poder sentir el olor del mármol penetrando en mi cuerpo, el radiante blanco destellando en mi vista ... y caminar por el mismo sitio donde dejaron su rastro Aristóteles, Fidias, Platón, Alejandro, Alcibiades, Marco Antonio, Teseo, Adriano, Cleopatra ....
Aspiraba su recuerdo, y sentía la caricia de sus palabras que aún flotaban en el viento. Sólo era cuestión de detenerse a escucharlas, evadiendo el sonido perpétuo del tráfico ateniense.

Plaka ya me había seducido, absorviéndome entre sus angostas callejuelas con sabor oriental, y embriagándome con la retsina de su color. Y aquella noche, recordando el rígido soldado de la Plaza Sintagma, inmune ante el frío y al mundo que fluía al alrededor, penetré en los sueños de los dioses.

domingo, febrero 12, 2006

Ulises (Odiseo)

Busco mi camino a Ítaca. Entre las tempestades del mar, evadiendo las venganzas de Polifemo, sorteando los engaños de miles de brujas Circe, huyendo de los placeres momentáneos de la bella Calipso … navego hacia esa isla que huye de mi. Temo dejarme seducir por el canto de las sirenas, y desviarme de mi camino. Temo que el torbellino del océano me arrastre hasta su gargante y me impida continuar. Temo que el Bóreas me lleve en su viento hacia el lado equivocado.
Pero sé que alguna vez, llegaré a esa Itaca que los dioses nos tienen reservado. Sé que las olas del mar me portarán suavemente sobre la fina arena de la playa, mientras el canto de la espuma cubre mi cuerpo de inmaculado blanco. Y allí, bajo el intenso brillo del sol del medio día, entre el eterno azul del mar, y la extensa arena de la costa, su sombra tapará el azote solar. Y al alzar mi rostro, observaré la pureza de sus ojos, sobre la dulce sonrisa de su boca.

lunes, febrero 06, 2006

Epifanía +31

Aquel dia de reyes fue diferente. No fue necesario que fuera corriendo a abrir los regalos debajo del árbol como en la infancia. Al abrir los ojos observé los suyos, de un atrayente color verde-grisáceo, mirándome, mientras sus rubios cabellos, indomables, caían sobre su frente. Mis labios se posaron suavemente sobre los suyos, mientras acariciaba su rostro, sintiendo mi piel su gélido cuerpo.
Pero desde entonces, nunca mas se supo. Quizás volviera a Oriente de nuevo.

domingo, febrero 05, 2006

Penélope

La brisa marina ondeaba sus negros cabellos. Ella observaba el mar con anhelo, mientras las olas chocaban bruscamente contra el acantilado, transformándose en blanca espuma. Sus pupilas se perdían entre la inmensidad del mar azul, hasta allí donde los domínios de Poseidón se fusionan con el color el cielo, mientras sus pensamientos viajaban mas allá, hacia un lugar desconocido entre Ítaca y la lejana Troya.
Esperaba la llegada de Odiseo. No sabía si sería mañana, o quizás faltarían varios años más, o incluso temía que cuando él arribase las arrugas florecieran en su piel ... Pero en lo más profundo de su ser, ella sabía que el momento del encuentro llegaría. Y mientras tanto, rechazaba vanales pretendientes, sentada frente al mar de Ítaca, sintiendo en los poros de su piel la caricia de la brisa del salado mar, el perfume de Afrodita.

Como Penélope sé que algún dia llegará, y que mi corazón encontrará esa mitad que navega entre los mares. Espero frente al eterno mar, aunque a veces siento el impulso de partir y navegar en su busca, alzar las velas del barco y rogar a Eros que sople sobre ellas el viento del deseo, y surcar el océano de las indecisiones. Pero cuando me hago a la mar, las tormentas me devuelven a puerto. Así que espero frente a él, mientras me deleito escuchando el rugido de las olas.

miércoles, febrero 01, 2006

Sabina Forever I

¡Ya está! Carlos nos envía un correo electrónico indicándonos que se ha realizado el cargo en su tarjeta de 200 euros, tiene un recibo, y por lo tanto .... ¡Tenemos 6 entradas para ver a Sabina en Junio!
Todavía queda una larga espera para deleitarnos de su voz (Esperemos que todavía mantenga ese tono que sólo él ha sabido alcanzar), y saber como huir cuando no quedan islas para Naufragar, pasar la noche a la sombra de un león, mientras tu reinabas detras, de la barra del único bar que vimos abierto. Seguro que no tardaremos en olvidarlo 19 dias, ni 500 noches.
Continuamos en Junio ....

lunes, enero 30, 2006

La montaña Primigenia (relato heliopolitano)

Eran las 6 de la mañana. La noche envolvía en su oscuridad las angostas callejuelas del Raval barcelones, iluminadas por la ténue luz de las farolas. La lluvia caía impetuosamente empapando el asfalto y mojaba a los pocos transeúntes que aún continuaban exprimiendo el sábado, buscando todavía algun bar abierto, o esperando que alguna cafetería alzase su persiana. Allí estábamos nosotros, refugiados en un antiguo portal de la fuerte lluvia amenazante. Entre canciones y gritos, observando las mafias paquistaníes, alguien gritó: "Contemos un cuento" .....

Según la teoría heliopolitana, una de las 3 que narraban la creación en el antiguo Egipto, en el principio sólo existía el caos, Nun, el elemento líquido incontrolable. Entre esta masa desordenada, surgió el gemen de la vida. Emergió la Colina Primigénia, y de ella Ré (Rá), el Sol.

Alguien dejó escapar un grito motivado por los efectos del alcohol. La lluvia contenía golpeando con fuerza en la calle.

Ré diseñó la creación partiendo de su propio semen. Se masturbó y concibió a Shu, el aire, y Tefnut, la humedad. De la unión de sus dos hijos, lo seco y lo húmedo surgieron la diosa Nut, el Cielo, y el dios Geb, la Tierra. de esta unión entre el cielo y la tierra nacerína Isis, Osiris, Seth y Neftis.

Otra historia cuenta la Leyenda del Ojo de Ré. El dios solar perdió un ojo. Sus hijos fueron a buscarlo, pero sin éxito, por lo que decide reemplazar su ojo por otro. Cuando este volvió, al ver que había sido sustituído, comenzó a llorar. De estas lágrimas surgieron los hombres. Ré, compadecido, convirtió al ojo en cobra, y se lo puso en la frente, transformándose en el ureus.

viernes, enero 27, 2006

Wolfgang Amadeus Mozart

Esta mañana abrí los ojos intentando alargar el sueño que ayer retrasé. Permanecí tumbado, pensativo, ajeno a que hace 250 años nació Mozart. Me habría gustado despertar con su Réquiem, pero fue el sonido del despertador quien realizó el sonido musical. Recuerdo sin embargo como empecé el 2006, cuando desperté mientras penetraban en mis oídos las notas de la Filarmónica de Viena que manaban desde el televisor.

Ayer fue una noche para recordar. Comida deliciosa, buena compañía, charla interesante ... y variedad de caldos para elegir: Ribera del Duero, Penedés, Burdeos, Cava, Mistela .... Caldos que pronto se hicieron dueños de mi cuerpo, navegando ardientemente por mis arterias. Y de nuevo, quizas bajo el efecto del néctar de Dionisos, volvi a morder la manzana de Eva. Si, otra vez salí, no supe volver a casa cuando terminó la cena.
Otra vez el Cangrejo, templo sagrado y Perpetuo de nuestra Religión, volvió a llamarme, tocando sus vetustas campanas. Y el sonido del bronce de la década de los 80 retrasó otra vez mi sueño.
Miradas de complicidad, sonrisas de disfrute ... sintiendo como el mundo se paraliza de este sacrosanto lugar, envuelto y protegido por una atemporal danza dionisiaca.

Pero de nuevo una pesada mañana, y el bífidus alcoactivo actuando sobre mi fauna intestinal. Perpétuos torrentes de agua han penetrado en mi estómago constantemente, como gotero interminable de líquido que intentaba calmar los efectos de una noche cuyo recuerdo perdurará en nuestras mentes ... como las notas del Réquiem.

sábado, enero 21, 2006

Crónicas de un Jueves Noche

Acabo de llegar al trabajo como he podído, y me siento en la obligación de enviaros una crónica de la noche de ayer.
El estridente sonido del despertador rompió mi dulce sueño como todos los dias. Pero hoy, al despertar del mundo de Morfeo, a parte de mala hostia, he sentido un horrible dolor de cabeza, una sensación de sed, y lo peor, el efecto del Bífidus Alcoactivo en el estómago.

Y ustedes me dirán, ¿Que es el bífiduos alcoactivo?. Les esplico. El Bifidus Alcoactivo, a diferencia de su primo el Bífidus bioactivo, se deja notar. El Bifidus Activo aparece en unos potes de youghourt que estan muy buenos, pero que se acaban enseguida, y cuando te los acabas y te das cuenta del precio que te ha costado, le dices: "Jodido, con este precio podrías ir en garrafas de 5 litros". La verdad es que por mucho que he intentado entrar en comunión con el bífidus dichoso, nunca he sentido que regenere mi fauna intestinal como intenta decirme el chico del anuncio.
El bífidus alcoactivo por su parte es un elemento incluído en los cubatas, y a diferencia de su primo, si se deja notar, sobre todo al dia siguiente, cuando notas como la flora intestinal se ha montado una verbena en tu estómago por la llegada del bífidus alcoactivo. O sea, que los dichosos bifidus deben hacer una mega pancarta estilo "Bienvenido Mr Marshall", y empiezan a revolverse todos como en la escena final de la película de "El Perfume", porque los condenados no se están quietos, y doy fe de ello, ya que actualmente siguen de fiesta los cabrones.
Por mucha agua que les hecho para que se callen, se ahoguen o por lo menos se estén quietecicos, los cabrones siguen dale que te pego. Ya te puedes enchufar al grifo, que el Bifidus Bioactivo sigue dando mal en esa orgía carnavalesca de fauna intestinal.
Como pude tomé una ducha, intenté desayunar algo para que le hiciera compañía en la fiesta a los bífidus, (a ver si las galletas tostarica ponían un poco de orden en la party), y cogí el metro, tarde como lo suelo coger últimamente. Lo bueno es que se nota que llego tarde, porque no tengo que meterme en el metro a presión como una lata de sardinas. Y me gusta poder estirar los brazos en el metro y eso sólo lo consigo cuando llego tarde y la hora punta se acaba.
Bueno, pues siguiendo un esquema garcia marquiano, retrocedo en el tiempo hasta la noche anterior. Habíamos quedado un nutrido grupo de súbidtos valencianos, vascos, andaluces y germanos para tener una tranquila cena de tapas y bocatas en el barrio del Raval (Ruego al lector no se imagine marchando por las Ramblas a un grupo con una paella, una fallera mayor, la sevillana de faralaes, la vasca levantando pedruscos y la germana con una jarra de litro de cerveza en la mano.Por favor, pasemos de los tipismos).
Tras la cenita, fuimos a tomar una copa en un bar de unos holandeses que conocía Beatrice (alias Cleopatra), donde todos nos pedimos nuestra cervecita o nuestra coca-cola (mañana había que trabajar), excepto uno, portador de la manzana de Eva, que tomó magistralmente su cubata. Todo iba bien, pero al salir, surgió la idea de "media horita al cangrejo", y bueno, cayó un chupito de la botella roja tan maja de ahí arriba (que resultó ser Absolut Strawberry). Fue nuestra primera dosis de bifidus alcoactivos, el acto donde mordimos la manzana de Adan, que nos fue entregada por la serpiente de la noche.
Llegamos al cangrejo, y la cosa no prometía mucho, con la pista abandonada, y en el podium dos cincuentonas reptando.
Pero el grupo subió al podium, y de nuevo la manzana de Eva. Ruben nos incitó a la toma de alcohol, unos vodka, otros tekila, otros whisky, pero siempre con su dosis de bífidus alcoactivos. Total, que a lo que nos dimos cuenta, entre Mecano, Alaska, Rafaella y el "Tu m´as promis, et je t´ai cru", acabó la pista llena con nosotros dando saltos. Mientras Beatrice flirteaba con el Melendi, Oiana mostraba la mejor de sus sonrisas, y Ruben al mas puro estilo dontenoriense.
Bueno, pues la media horita se acabó, porque cerraron el dichoso Cangrejo, y bueno, en vez de ir a casa, que hay que trabajar dentro de 4 horas, pues nos fuimos als Enfants (¿de la patrie?). La idea era ir a casa, pero pasamos por la discoteca, y como estaba abierta, pues ala, pa dentro. Eso si, Beatrice ya había desaparecido entre la niebla de la noche barcelonesa .....