sábado, julio 01, 2006

Sabina Forever II

Y llegó el dia. Monjuïc se llenó de un torrente de gente que fluía hacia las puertas del palau Sant Jordi, bajo la atenta mirada de esa llama olímpica apagada que luchaba por volver a brillar. En sus jardines floreció una masa tumbada en el cesped o sentada en las escaleras. Bombines en sus cabezas, latas de cerveza en sus manos, bocadillos en la mochila ... Todo listo para penetrar en el templo de Sant Jordi para rendir culto a Sabina.
Bajamos las escaleras, para llegar a la pista, donde nos encontramos, con una curiosa valla (zona VIP), que había que sortear con una pulsera en la mano. Pero finalmente, Sabina apareció en el escenario, junto a su musa, Olga Román.
Quien me ha robado el mes de abril, nunca me cobró, la Magdalena. Te quiero más que a mis ojos, te quiero más que a mi vida ... pero lo nuestro duró, lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks. Pero ahora es demasiado tarde princesa, sólo sé que algunas veces, cuando menos te lo esperas, el diablo va y se pone de tu parte. ¡Que pequeña es la luz de los faros, de quien sueña con la libertad! Y algunas veces suelo recostar, mi cabeza en el hombro de la luna, parecía como si, me quisiera gastar el destino una broma macabra ..... y terminó, tras ver iluminado todo el pavellón por las llamas de los mecheros que danzaban al unísono, el concierto.
De nuevo la marea bajó hacia plaza España, pero nosotros, junto a la fuente apagadada, compramos unas botellas de agua, nos encendimos un cigarrillo, y comentamos la noche entre las torres venecianas, bajo la sombra ensombrecida del Palacio de Montjuïc. Cuando bajamos, apenas quedaban algunos rezagados que esperaban al NitBus.

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