lunes, diciembre 28, 2009

Navidad, cuando el día vence a la noche.


Ya pasó la Navidad. En los últimos años le critiqué el haberse apropiado de una infinidad de cultos paganos. No queda ninguna duda que el culto a Mitra, esa religión mistérica de Persia que compitió con el cristianismo, fue su principal fuente. También he leído que el culto osiríaco fue fuente de inspiración, aunque en este segundo caso discrepo; considero que Isis y Osiris comulgan más con la pasión de Cristo que con el nacimiento.
Sin embargo, ahora considero que esto no es una crítica al cristianismo, sino una capacidad de absorción: los diferentes cultos han podido pervivir gracias a esta metamorfosis cristiana.

Por todos es sabido que el Cristianismo salió de la clandestinidad gracias a Constantino. Este emperador, puso fin a las persecuciones de cristianos de Decio, Valeriano y sobre todo Diocleciano, la Gran Persecución. La famosa persecución de Nerón no fue sino el capricho de un emperador, que no sembraría una línea continua hasta el siglo III. Así pues, Constantino ante un enemigo fuerte ante el que el mismo Diocleciano, capaz de reorganizar la economía y la estructura del Imperio, había sido incapaz de vencer, decidió unirse a él, eso sí, transformándolo.

De este modo Constantino convocó el Concilio de Nicea, para homogeneizar y limar la estructura cristiana de Oriente, como ya lo había hecho en Occidente, y de paso eliminar el arrianismo. Además, Constantino había sido sumo pontífice del culto del Sol Invictus, por lo que consiguió desplazar la fecha del nacimiento de Cristo, aproximándolo a la noche más corta del año, el solsticio de invierno, en oposición al solsticio de verano, la festividad de San Juan Bautista. Como consecuencia la Nochebuena coincide con el vencimiento del astro Sol, ya que los días comienzan a crecer y la noche pierde minutos. Al fin y al cabo, el nacimiento de Jesús ¿no es el triunfo de la luz sobre las tinieblas?

Otro dato a tener en cuenta es que durante esta época se desarrollaban las Saturnalia en la antigua Roma y por supuesto no olvidar el ya mencionado nacimiento del dios persa Mitra, también el dia de Navidad, y que fue adorado por pastores.

Nuevos elementos paganos se mezclan en estas fechas: Si bien la acción de hacer regalos tiene un origen mediterráneo (las Saturnalia), el árbol de Navidad proviene de orígenes celtas, y Papá Noël, (o Santa Clauss) invade estos días compitiendo con los pesebres de origen napolitano.

martes, diciembre 08, 2009

25 piastras


Me encontré este billete del tranvía de Alejandría en mi monedero hace apenas unas semanas. Estaba limpiando la cartera de papeles, en un momento en mi nuevo trabajo (si, he vuelto al sector privado, y cada vez anhelo más el sector público), y estaba arrugado en una esquina, debajo de unas tarjetas. Daba pena el pobrecico, pero ahora lo tengo ya en mi casa. Es curioso, pero traducido a euros, sale como 4 céntimos el pasaje. Es quizás una de las mayores atracciones de la ciudad, como dice E.M. Forster en su Alejandría, Historia y Guía.
Precisamente ha salido reeditado en castellano este libro cuya primera edición data de 1922. El autor de "Una habitación con vistas" y "Pasaje a la India" nos lleva en un viaje por la historia de la ciudad de Alejandría, desde que Homero hiciese descender en sus playas a Menelao y Helena de Troya. Alejandro fundaría su gran ciudad, eclipsando el pueblecito egipcio de Rakotis; los Ptolomeos la embellecerían y aumentarían su prestigio, para envidia de Roma.
La ciudad de Marco Antonio y Cleopatra sería conquistada por Augusto. Pero sin poder político, su poder cultural continuaría irradiando más que las luces de su faro; por sus calles han caminado Aristarco de Samos, Claudio Ptolomeo, Calímaco, Apolónio de Rodas, Euclides, Eratóstenes, Filón, Plotinio, Porfirio, Hipatia, Clemente, Orígenes, Arrio, San Atanasio ... pero también Napoleón, Mohammed Ali, el rey Fuad, Cavafis, Durrell y por supuesto Forster.
En la segunda parte, el autor hace una guía. De las estructuras decimonónicas, intenta hacer brotar los restos del mármol griego y el granito egipcio, haciendo ver al lector a través de las rendijas de una historia.
Y así la Via Canópica dio paso a la Rue Rossette, entre la puerta del Sol y la Luna. Luego cambió a ser la Rue Fuad, pero el lector no encontrará ninguna de estas calles en la ciudad actual, sino la Sharia Horreya (o con un poco de suerte Horreya Street). Incluso la ciudad de Forster ha cambiado, pero el tranvía continúa con su mismo estilo de aquella época, y como en su guía, es la mejor manera de conocer esta ciudad que vio brotar la filosofía neoplatónica, vio modificarse el judaísmo y discutió el cristianismo. Aquella ciudad que fue evangelizada por San Marcos, pero cuyo cadáver robaron los venecianos y de aquella Santa Catalina, cuya historia se pierde en la oscuridad. Pero el tranvía continúa circulando en sus calles, paralelo al Mediterráneo, por donde antes había columnas de mármol, palacios y faros, y no lejos de su estación principal, en Midal Ramlah, aún se puede sentir bajo la mezquita del profeta Daniel, los restos de aquel sepulcro que albergó los huesos de Alejandro entre la Via Canópica y la Via Soma.