sábado, junio 23, 2007

Heb Sed

Me dicen en clase que he celebrado mi primer Heb Sed, o sea, mis primeros 30 años de reinado, y en mi caso, de vida. Parece que he atrasado todo lo posible escribir sobre este tema, e incluso intenté evadirme, pero bueno, finalmente llegó. Y es que parece que fue ayer cuando cumplí los dos patitos. Pero no, el 2 ya cayó, y le dí la bienvenida al 3.
Fue cerca de Mataró, en un chalet en Dos Rius. Una barbacoa de cordero, una sardinada, intentos fallidos de cocktails de vodka con kiwi y con fresa, acierto de martini con sandia, acierto de bombay shaphire con lima ... todo con buena música.
Atrás quedan las dos fiestas en casa de Vanesa, la segunda ambientada en los años 70 que parecía convertirse en un acontecimiento de Barcelona si no fuera porque a los vecinos no les hizo mucha gracia. Mas atrás unas cenas tranquilas en mi casa en buena compañía, la paella en la dehesa de Badajoz, unas copas por los bares de la ciudad pacense ... y por supuesto, la sangría en Ramsgate, Inglaterra. Una taiwanesa, una japonesa, dos aleman@s, un austriaco y yo, intentando hacer una sangría con los medios británicos, que siguiendo mis instrucciones se convirtió en la mejor sangría que habían probado en su vida. Claro, acostumbrados a las sangrías de playa que toman cuando vienen aquí. El secreto: las fresas. Y hablando de sangrías, pues aquellas que nos tomábamos en el bar de La Carreta antes de bajar a la discoteca para celebrar los cumpleaños.

Pues nada ya llegaron los 30. Pese a tener un exámen el miercoles de lengua, decidí ir al chalet. ¡No iba a cumplir los 30 estudiando! ¿no? A los 20 no toca hay otro remedio, pero a los 30, como que no.

viernes, junio 15, 2007

Augusta Bilbilis

Empecé la semana con un e-mail inesperado: Me habían aceptado para excavar en las ruinas romanas de Bílbilis. Ya lo daba por imposible, pero sin embargo, alguien renunció, y allí estaba mi nombre. Solicité las vacaciones a mi jefe para esos dias, y finalmente, hice el ingreso en Ibercaja.
Bílbilis fue la primera ruina romana que palpé. La primera ciudad romana que pude ver. No se cuantos años tendria. Quizás 10 años, no lo sé. Pero en aquella calurosa mañana de verano paseé por entre unas ruinas donde la imaginación era necesaria: algunas columnas, los restos de los muros ... poco más.
La última vez que estuve allí fue hace cinco años. Ahora si que podía ver sin problemas un teatro romano, unas termas, unas habitaciones ... dominados por el foro. Y ahora, participaré en este proyecto. Un sueño de la infancia, cuando quería ser arqueólogo. Pero parece que el pico y el pincel no iban a darme de comer. ¡Lástima!