viernes, abril 21, 2006

Provence - Côte d'Azur IV


Este día el desayuno fue más breve. Recogimos corriendo los trastos, limpiamos los platos, desayunamos, limpiamos el bungalow y entregamos las llaves. (o eso pensábamos, porque luego aparecieron al final del día.) Cogimos la autovía en dirección a Barcelone, y todo recto hasta llegar a Marsella.
Marsella es diferente. Después de tanto glamour nos encontramos con una ciudad caótica, sucia, pero interesante. Siempre me ha atraído la decadencia. A Nesi y a Claire no les gustó mucho, pero ese panorama de edificios históricos ennegrecidos por la contaminación, la ropa tendida en las ventanas, y ver tras alguna persiana alguien que pasaba el día observando el caos de la avenida, no deja de tener su encanto. A mi me recordó a Nápoles (aunque nunca he estado). Carlo dice que se parece a Alejandría. Quizás Alejandría es Europa metida en África. Marsella es África quien se ha metido en Europa. Pero las tres, Marsella, Nápoles y Alejandría, comparten el Mediterráneo y el origen griego. Por algo será.
Conduciendo con cuidado, ya que sus habitantes cruzaban sin mirar por el medio de la calle, y tras observar el mercadillo árabe que se había formado junto al Arco de Triunfo, llegamos al puerto, vigilado por la silueta de Notre Dame de la Garde en lo alto de la montaña. Tomamos un café bajo el fuerte sol marsellés, aunque ahora no teníamos como fondo los grandes yates de Niza o Saint Tropez, sino barquitos más modestos. Las obras, sin embargo, seguían nublando nuestra visión. Marsella, como Niza, ha decidido también poner tranvía en sus calles. La catedral no pudo ser visitada. ¡No me dejaron!
Partimos de nuevo, y tras pasar Arles y Nimes, que debido a la falta de tiempo no pudieron ser visitadas, cogimos el desvío de salida en Perpiñán. Allí casi nos quedamos sin gasolina, porque la estúpida gasolinera del Alcampo sólo funcionaba con Carte Bleu (monedero electrónico). Mira que le metimos todas nuestras tarjetas, pero no nos dio la deseada gasolina. Así que desesperados, con el marcador de gasolina indicando que nos quedaban menos de 10 km., por fin llegamos a una gasolinera que aceptaba monedas.
Continuamos con destino a Collioure, un pequeño pueblecito del Rosellón donde se encuentra la tumba de Machado. Un pueblo precioso, con el encanto de su puerto y sus casas de colores, que le daba 100 patadas a Saint Tropez. Aparte, debido al alejamiento de estas tierras, la especulación urbanística apenas afloraba, dejando divisar el verde de los Pirineos comulgando con el azul del Mediterráneo.
En vez de volver a Perpiñán para coger la autovía, cometimos el error de cruzar los Pirineos por Cerbère y Port Bou. El paisaje precioso, la montaña, las calas … pero lo que en el mapa parecía poco tiempo, se hizo eterno. Y en algunas curvas de esta carretera interminable parecía que el coche caería sobre el acantilado hacia el mar, empujado por la tramontana que azotaba imparable. Por fin en Llancà, respiramos tranquilos. Una carretera recta nos llevó hasta Figueres, desde donde la autopista se encargó de conducirnos a la ciudad condal.

jueves, abril 20, 2006

Provence - Côte d´Azur III


Comenzó la mañana con un desayuno al aire libre delante del porche del bungalow bañado por el sol. Una orgía de quesos franceses, salchichón de Saboya, zumo de piña, pan con aceite .... Lo suficientemente nutritivo para aguantar hasta una merienda. Cogimos el coche rumbo a Mónaco, no sin antes descubrir Niza bajo un ardiente sol que hacia brillar el azul del mar que da nombre a la costa. Continuámos bordeando el mar, con su correspondiente parada en el acantilado, hasta llegar al principado. La ciudad estaba en obras preparándose para el mundial automobilístico, y nosotros optamos por comenzar la visita subiendo montaña que lleva al Palacio del príncipe, serpenteamos sus excasas callejuelas, y tras ver la catedral que alberga las tumbas de Rainiero y Grace Patricia, bajamos por los jardines escalonados que descienden desde el oceanográfico junto al mar.
Nos tomamos un martini en el puerto, como manda la tradición, y cogimos de nuevo el coche, haciendo el circuito del mundial, con dirección al Casino de Montecarlo.
La siguiente parada fue cap d´ail, descendiendo hasta el cabo donde realizamos nuestro picnic. La ensalada no pudo efectuarse porque nos habíamos dejado el recipiente en el bungalow, y la lechuga en el coche, así que comimos lo que pudimos y las mezclas que nos dio nuestra imaginación.
Despues de la comida, descansamos bajo el sol mediterráneo mientras el viento azotaba nuestros cuerpos. Cuando comenzó a hacer frío, y ya se nos había tomado el color en nuestros rostros, decidimos partir, rumbo a Èze, un pueblo medieval intacto en la cima de una montaña.
De vuelta conocimos la otra Niza, aquella que no deja de ser una ciudad normal como cualquier otra, y de vuelta a casa, caímos dormidos ante el cansancio, pensando que sólo quedaba un dia.

miércoles, abril 19, 2006

Provence - Côte d'Azur II


Comenzó el dia envuelto de nubes, a escasos metros del mar. Tras un desayuno copioso devolvimos las llaves a aquella francesita, que era muy mona, tenia una sonrisa pícara y unos pantalones ajustados al culo, pero que sólo sabia utilizar el francés para quejarse.
Partimos por la carretera de la costa, serpenteando las calas, en dirección a Cannes. Pasamos Saint Maxime, Saint Raphael, y muchos otros pueblos, unidos por las villas de principios de siglo, y las construcciones monstruosas de la segunda mitad del siglo, que jalonaban las antes virgenes laderas de la costa. Aún recuerdo la imagen de la iglesia de Sant Raphael. Impactante, si no hubieran construído a su derecha un edificio horrible que le quitaba todo el encanto, y en su parte inferior, para mas Inri, un Mc Donalds. Cosas que pasan.
Tras recargar las pilas en el hipermercado Casino, llegamos a Cannes con la lluvia golpeando en las lunas del coche. Aparcamos, e intentamos descubrir la ciudad. Demasiado tiempo intentando encontrar algo fascinante. El paseo, bonito, pero simplemente bonito, como podrían ser el de Gandia o el de Benidorm. El palacio de congresos, aquel donde se desarrolla el famoso "Festival de Cannes", nos mostró la magia de una cámara de televisión bien encuadrada, una alfombra roja, y un coche desde donde salen las celebridades. Despues caminamos por la Rue d'Antibes, toda repleta de las tiendas mas fashion que se pueda encontrar. Finalmente, por fin, encontramos el viejo Cannes, quizas el lugar que salvó la ciudad. Sus calles empinadas y sus casas coloridas, guiaron nuestros pasos hacia un pequeño café donde nos sentamos protejidos por unas sombrillas de la ténue lluvia que volvia aparecer.
Cogimos el coche, de nuevo por la costa. Pasamos Antibes por el centro, la ciudad que escogió Picasso para vivir, y entonces nos dimos cuenta del tiempo que habíamos dedicado a Cannes y deberíamos haber gastado en Antibes. Pero debíamos buscar todavía un camping, y la lluvia amenazaba con volver a rociarnos. Nos perdimos por Cagnes, un pueblo a escasos metros de Niza, pero finalmente, llegamos a buen puerto, y nos alojamos en un bungalow mas grande que el de Saint Tropez, en la ladera de la montaña.
Cenamos rápidos, y marchamos hacia Niza. Recorrimos su extenso paseo marítimo, hasta llegar al puerto. Aparcamos junto a Notre Dame du Port, disfrutando con un paseo nocturno por este puerto silencioso repleto de yates.
Volvimos hacia el centro, y tras ver la plaza Garibaldi cerrada al tráfico, y las obras tranvía incomunicando las calles nizardas, conseguimos aparcar junto al Negresco. Recorrimos sus calles comerciales, su centro histórico rodeando la catedral, y el Marché de les fleurs. Finalmente, el paseo marítimo nos indicó el camino hacia el coche, iluminados por una luna que luchaba por divisarse entre nubes de humo.

martes, abril 18, 2006

Provence - Côte d'Azur I


Salimos pasadas las 7 de la mañana de Barcelona, rumbo a la Costa Azul. Teníamos un esbozo del itinerario a seguir, unas ciudades donde podríamos dormir, y un destino a alcanzar, Mónaco. El resto del recorrido surgiría según las circustancias.
Primera parada, Montpellier, capital del Languedoc. ¿Por que paramos? Simplemente, porque queríamos descansar. Y fue una buena parada. Vimos salir a la gente del trabajo, y las callejuelas de la ciudad, antes solitarias, dieron paso a grandes espacios abiertos inundados de personas. El sol nos siguió calentando nuestra piel, mientras tomábamos un café en una terraza, o mientras serpenteábamos sus calles. Allí encontramos nuestro principal enemigo del viaje: La Boulangerie (o sea, panadería-pastelería).
Siguiente parada, Aix-en-Provence. Una ciudad preciosa llena de fuentes y con callejuelas jalonadas de edificios históricos. Sin embargo quizas "demasiado bien conservada". Y en una plaza junto a una de estas fuentes, acompañados de un personaje que dormía y ni la policía pudo despertar, se celebró nuestro primer pic nic francés.
Llegamos anocheciendo a Saint Tropez, un pueblo muy bonito, pero que francamente decepciona un poco. He visto pueblos costeros más bonitos, aunque hay que reconocer que debido a la especulación urbanística de la costa, es todo un milagro que todavía mantenga su ambiente marinero. Encontramos un camping tahitiano junto a la playa de algo que sonaba a Pamplona, y pese a la ilusión de Nesy que quería montar la tienda de campaña, por 10 euros más decidimos que se dormía mejor en un Bungalow.
Volvimos al pueblo para ver cenar a unos curiosos individuos en la cubierta de sus barquitos atracados en le Port de Saint Tropez. (permítanme la ironía, pero el barquito parecía mas bien un transatlántico). Observamos sus calas, nos perdimos por sus callejuelas, y tras recordar la voz de la teleoperadora de "España Directo" de Telefónica (que por cierto no ha cambiado el mensaje desde hace 10 años), volvimos a nuestro diminuto y estresante bungalow (un dia pasa, pero no se entiende como una familia con dos niños puede pasar las vacaciones allí), para cenar y mantener una tertulia de estas que acaban tarde.

lunes, abril 10, 2006

Domingo de Ramos

Ayer fue Domingo de Ramos. Las ciudades se llenaron de palmas y ramas de olivos, como hace casi dos milenios el pueblo de Jerusalén salió a recibir al Mesias. Ese mismo pueblo, que ese dia le halagaba, poco despues, le condenaría a muerte, le ignoraría, le negaría....
Ayer apenas me entere que era Domingo de Ramos sino hubiera sido por el Telediario. En este ateismo que nos inunda, apenas hay espacio para ceremonias religiosas, y los pocos que las siguen, lo han convertido casi en un club privé, o en una atracción turística.
Sin embargo, recuerdo en mi infancia que el Domingo de Ramos era símbolo de que pronto llegarían las vacaciones: ¡faltaba poco!
Y tras el domingo de Ramos viene esa semana que sabes que antecede las vacaciones: Cuando era pequeño, en el colegio. Ahora, en el trabajo. La verdad es que se respira un aire festivo, que te llena de vitalidad, imaginando como serán esos dias sin hacer nada.
El año pasado mis vacaciones de pascua se redujeron a unos dias en casa sin hacer nada, olvidándome de la oficina, y una escapada a Sant Pol y Arenys con sus hermosas playas, su mercado de pueblo, y sus callejuelas con encanto viendo en las pastelerías la mona de Pascua.
Este año, la ilusión es aún mayor: Saint Tropez, Cannes, Nice ... y Mónaco.

martes, abril 04, 2006

Persia y el arte moderno

Este sábado tuve un dia cultural. Por la mañana fui a CaixaForum para ver la exposición sobre Persia. Francamente, la recomiendo. Nosotros estuvimos casi dos horas viendo las ruinas persas, escuchando a la guía, y viendo el video de Persépolis. Luego, no contentos, nos metimos en la sala de fotografía de Diane Arbus.
Un recuerdo, el medallón de lapislázuli. El azul intenso penetró en mis pupilas inundándome de belleza azúrea.
Por la tarde, sin embargo, le tocó el turno al MACBA. Ese centro cosmopólita que coloca en la vanguardia a la ciudad de Barcelona, y que, francamente, ninguno de nosotros entendió.
Nos extrañó ver que la lista de la compra era poesía, que un labavo era arte, pero la gota que llenó el vaso fue ver un pedazo de tela ocupando toda una pared.
La guía se empeñaba en explicarnos porque eso era arte. La dichosa tela de rayas verdes sobre fondo blanco, había sido cortada en 60 pedazos, y cada uno tenía su certificado de tela. Se me escapó la risa, no podía mas. No puedo comprender que la gente pague por un trozo de tela, bastante fea por cierto. Quizás ese empresario fue un rácano para pagar un salario digno a sus trabajadores, y ahora despilfarraba el dinero en una estúpida tela.
No se, pero creo que en la Persia aqueménida, antes del siglo III a.C., la civilización estaba mas adelantada que ahora. No habría luz, ni agua corriente, ni internet ..., pero sus artistas tenían una sensibilidad superior a la frialdad del arte contemporaneo.
Lo dicho, quizas nuestra sociedad debiera mirar un poco al pasado ....