sábado, julio 29, 2006

Timanfaya


Un mar de lava se elevaba hasta donde alcanzaba mi vista. Rodeando los cráteres, en desértico paisaje, la lava fundida se extendía por todos los lados. A veces me siento así, como si una erupción hubiese devastado la fertilidad de mi ser, esperando que la naturaleza regenera mis partes más quemadas.
Un poco de agua que riegue mi garganta, una higuera que arraigue en mi tierra, un rastro de vida reptando sobre mi piel, o volando sobre mi mente con sus alas bajo un ardiente sol .....
Y aunque a veces me siento como estos volcanes silenciosos, otras veo el vergel manar de mi ser.

jueves, julio 27, 2006

Famara


Impresiona ver como las áridas montañas penetran en el océano, mientras las olas golpean con ímpetu la costa. Sus aguas, agitadas, estan plagadas de surferos, y excasos bañistas situados al principio, tocándo con los pies. Cuando te metes en el mar, y ves como una ola amenaza con tirarte, te sientes seguro porque tocas suelo. Sin embargo, una vez superada la ola, ves como el nivel del mar ha crecido hasta la barbilla, y luego el océano te atrae como una ventosa hacia él.

Nada que ver con las tranquilas playas de Puerto del Carmen, Arrecife o Costa Teguise que miran hacia Marruecos. El lado oeste de Lanzarote muestra toda la fuerza del Atlántico. La belleza y el peligro se fusionan en estas aguas agitadas bajo la atenta mirada de la desértica cordillera. A la izquierda, las casas blancas del pueblos de pescadores invitan a un descanso en sus terrazas. Nunca me he sentido un juguete del mar, como aquí. No son las apacibles aguas del mediterráneo, ni las de Portugal o el Canal de la Mancha. Aquí mas que nunca vale la frase de que al mar hay que tenerle respeto.

sábado, julio 22, 2006

Lanzarote

Cuenta la leyenda que Lanzelot, caballero de la tabla redonda del rey Arturo, se refugió de sus amores fustrados con la reina Ginebra en la isla de Lanzarote, dándole su nombre. La realidad, sin embargo, es menos poética, y el nombre se debe al marino genovés que la descubrió, Lanzelotto Malocello. Llegué volando, y en el aeropuerto de Arrecife me encontré con Isabel, despues de casi 4 años sin vernos. La última vez que nos vimos fue en la estación de RENFE de Badajoz, donde yo debía coger un tren que me llevaba a Madrid, y de allí a Valencia, y ahora nuevamente, volvímos a encontrarnos.
Su clima suave es acogedor. El azul intenso de su mar interminable es relajante. Sus playas, de arena blanca, o negra, relajan la mente. Sus montañas volcánicas divisadas en la lejanía, aíslan el cuerpo en el infinito, entre el azul del mar, y el marrón de la tierra.
Descubrí Arrecife y sus excasos balcones canarios en casas de estilo colonial. Disfruté de esas terrazas con vistas al mar. Me perdí por Teguise, y sus casas de un blanco tan puro que ofende a sus ojos, y caminé por Haria, envuelta entre montañas. Y todavía sigo disfrutando de esta isla frente a las costas de África.

jueves, julio 13, 2006

New Orleans

Al llegar a casa encontré una postal de Nueva Orleans. Me había temido que llegaría, pese a que dejó mi último mensaje sin respuesta. Fue un regalo de reyes, y un regalo de cumpleaños, pero extrañamente volvió a desaparecer bajo la tierra. Y se acordó de mi en aquella ciudad que resucita del Katrina. Al ver su barrio francés, la brisa de La Nouvelle Orléans llevó mi nombre a su mente. Una postal, un sello, mi dirección escrita en la servilleta de un bar .... cocktail de recuerdos y de anhelos que salieron de Louisiana el dia de San Fermín.
No sé porque pero no me extrañó recibir la postal. Forma parte de su halo misterioso.

sábado, julio 01, 2006

Sabina Forever II

Y llegó el dia. Monjuïc se llenó de un torrente de gente que fluía hacia las puertas del palau Sant Jordi, bajo la atenta mirada de esa llama olímpica apagada que luchaba por volver a brillar. En sus jardines floreció una masa tumbada en el cesped o sentada en las escaleras. Bombines en sus cabezas, latas de cerveza en sus manos, bocadillos en la mochila ... Todo listo para penetrar en el templo de Sant Jordi para rendir culto a Sabina.
Bajamos las escaleras, para llegar a la pista, donde nos encontramos, con una curiosa valla (zona VIP), que había que sortear con una pulsera en la mano. Pero finalmente, Sabina apareció en el escenario, junto a su musa, Olga Román.
Quien me ha robado el mes de abril, nunca me cobró, la Magdalena. Te quiero más que a mis ojos, te quiero más que a mi vida ... pero lo nuestro duró, lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks. Pero ahora es demasiado tarde princesa, sólo sé que algunas veces, cuando menos te lo esperas, el diablo va y se pone de tu parte. ¡Que pequeña es la luz de los faros, de quien sueña con la libertad! Y algunas veces suelo recostar, mi cabeza en el hombro de la luna, parecía como si, me quisiera gastar el destino una broma macabra ..... y terminó, tras ver iluminado todo el pavellón por las llamas de los mecheros que danzaban al unísono, el concierto.
De nuevo la marea bajó hacia plaza España, pero nosotros, junto a la fuente apagadada, compramos unas botellas de agua, nos encendimos un cigarrillo, y comentamos la noche entre las torres venecianas, bajo la sombra ensombrecida del Palacio de Montjuïc. Cuando bajamos, apenas quedaban algunos rezagados que esperaban al NitBus.