lunes, octubre 27, 2008

Alphonse Mucha



Ya han pasado dos semanas. Fuí con Marisol al CaixaForum a ver la exposición de Los Uffici, pero cuando llegamos, resulta que aún no estaba abierta (ahora ya lo está, y todavía no he ido), así que marchamos en dirección contraria hacia la sala Alphonse Mucha: un desconocido para mí hasta ese momento.
Al entrar, pudimos admirar toda su obra; esa mezcla de arte y publicidad que se funde en la belleza de sus trazos. Este artista checo, nacido en la región de Moravia y que trabajó en Munich, París y Nueva York, entre otras ciudades, cultiva un exquisito estilo de las tendéncias de la época: El Art Nouveau.
Una mirada diferente a la tradicional de Henry de Toulouse Lautrec; una lámina decorando un antiguo café al estilo de la Belle époque; una imagen para dar forma a una canción de Edith Piaf ..., varias estampas donde podría encajar su obra.
Quizás estaba perdida entre los viejos cuadros que colgaban de la pared de l'Élite, aquel café alejandrino donde mi mente si recuerda haber visto a Toulouse Lautrec.
El tiempo se petrifica en sus imágenes.

domingo, octubre 05, 2008

Resaca Post Aegyptiaca



El dia comenzó con sueño. La shisha de piña de anoche me dejo K.O., y me tumbé en la cama para no despertar hasta las 5.30 de esta mañana. Corriendo me hice la maleta, desayuné, y me subí en el taxi. Al llegar al Aeropuerto del Cairo, el caos era total. En todas las taquillas de Egyptair se aceptaban todos los vuelos, asi que me puse en una de ellas. Tras llevar media hora en el aeropuerto, cuando ya estaba en segunda posicion, empiezan a facturar personas de last time, y posteriormente, cierran el mostrador y nos dicen que volvamos a hacer la cola de nuevo. Asi que indignado, he ido a gritarle al jefe de facturación en ingles sobra la injusticia; Gracias a la ayuda de un egipcio que vivia en Holanda, he conseguido facturar sin hacer una nueva cola. Luego control de pasaportes, otra nueva cola, y finalmente, hacia Barcelona.

Una serie inconecta de imágenes pasean por mi mente: la Corniche Alejandrina a pleno sol, la Corniche nocturna repleta de gente que celebra el fin del Ramadan, los baños en el agua transparente del mar, las shishas frente a la Corniche, en el Athineos o en el Cafe de la Paix, las comidas exquisitas en Santa Lucia, y las conversaciones con mis amigos alejandrinos en el Elite, en ingles, francés o griego.

Recuerdo aquel atardecer desde los jardines de Montazah que se vio truncado por las nubes, y aquel barrio de Bakus repleto de gente hasta los topes y con olor a pescado, mientras yo viajaba en el tranvía que atravesaba la ciudad y poco despues me llevaría al lujo de San Stéfano. Y de nuevo la Corniche, y la calle Nabi Daniel, único recuerdo de la ciudad de Cleopatra. Y los minaretes y campanarios, ortodoxos, coptos o católicos, brotan sobre la ciudad; y de nuevo la brisa del atardecer. Vuelvo a ver la casa de Cavafis, y su vista: un prostibulo para pecar que ya no existe, y una iglesia para limpiar el pecado, que aún se alza imponente. Respiro el recuerdo de Lawrence Durrell, cuya casa, no llegué a confirmar si finalmente ha sido derribada. Pero sus personajes todavía vagan por los salones vacíos de Pastroudis y por el imponente Trianon, recuerdos del pasado. Justine, Clea, Mountolive ..., bien pudieran estar cenando en aquella mesa del Santa Lucia, mientras el piano sonaba.

Abandoné Alejandría corriendo, con el tiempo justo, casi como si quisiera exprimir los minutos en la ciudad mientras bebía una Saqqara Gold y charlaba con aquel griego de Chios que tras vivir en Atenas habia vuelto de nuevo a Alejandria. Me despedí de Joseph y Mohammed, y cogi un taxi hasta la estación.

En el Cairo, volvi de nuevo al barrio copto, me perdí entre sus callejuelas que recuerdan Jerusalen, entre San Sergio y Santa Barbara, San Jorge y la sinagoga ... para abandonar ese silencio parcial y adentrarme en Khan el Khalili y hacer las obligadas compras que ya no puedes atrasar más. De nuevo en Zamalek, cena y shisha.