martes, diciembre 08, 2009

25 piastras


Me encontré este billete del tranvía de Alejandría en mi monedero hace apenas unas semanas. Estaba limpiando la cartera de papeles, en un momento en mi nuevo trabajo (si, he vuelto al sector privado, y cada vez anhelo más el sector público), y estaba arrugado en una esquina, debajo de unas tarjetas. Daba pena el pobrecico, pero ahora lo tengo ya en mi casa. Es curioso, pero traducido a euros, sale como 4 céntimos el pasaje. Es quizás una de las mayores atracciones de la ciudad, como dice E.M. Forster en su Alejandría, Historia y Guía.
Precisamente ha salido reeditado en castellano este libro cuya primera edición data de 1922. El autor de "Una habitación con vistas" y "Pasaje a la India" nos lleva en un viaje por la historia de la ciudad de Alejandría, desde que Homero hiciese descender en sus playas a Menelao y Helena de Troya. Alejandro fundaría su gran ciudad, eclipsando el pueblecito egipcio de Rakotis; los Ptolomeos la embellecerían y aumentarían su prestigio, para envidia de Roma.
La ciudad de Marco Antonio y Cleopatra sería conquistada por Augusto. Pero sin poder político, su poder cultural continuaría irradiando más que las luces de su faro; por sus calles han caminado Aristarco de Samos, Claudio Ptolomeo, Calímaco, Apolónio de Rodas, Euclides, Eratóstenes, Filón, Plotinio, Porfirio, Hipatia, Clemente, Orígenes, Arrio, San Atanasio ... pero también Napoleón, Mohammed Ali, el rey Fuad, Cavafis, Durrell y por supuesto Forster.
En la segunda parte, el autor hace una guía. De las estructuras decimonónicas, intenta hacer brotar los restos del mármol griego y el granito egipcio, haciendo ver al lector a través de las rendijas de una historia.
Y así la Via Canópica dio paso a la Rue Rossette, entre la puerta del Sol y la Luna. Luego cambió a ser la Rue Fuad, pero el lector no encontrará ninguna de estas calles en la ciudad actual, sino la Sharia Horreya (o con un poco de suerte Horreya Street). Incluso la ciudad de Forster ha cambiado, pero el tranvía continúa con su mismo estilo de aquella época, y como en su guía, es la mejor manera de conocer esta ciudad que vio brotar la filosofía neoplatónica, vio modificarse el judaísmo y discutió el cristianismo. Aquella ciudad que fue evangelizada por San Marcos, pero cuyo cadáver robaron los venecianos y de aquella Santa Catalina, cuya historia se pierde en la oscuridad. Pero el tranvía continúa circulando en sus calles, paralelo al Mediterráneo, por donde antes había columnas de mármol, palacios y faros, y no lejos de su estación principal, en Midal Ramlah, aún se puede sentir bajo la mezquita del profeta Daniel, los restos de aquel sepulcro que albergó los huesos de Alejandro entre la Via Canópica y la Via Soma.

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