Le pareció a Justine como si sus sentimientos hubieran quedado prendidos en alguna gran telaraña, aprisionados por las leyes que yacían debajo del nivel de su voluntad conscientes, de sus deseos, del flujo y reflujo autodestructivo de su personalidad humana.
Mountolive
Cuarteto de Alejandría (III)
sábado, julio 07, 2007
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